“¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar” (Mt 11, 16-17)
La generación de Jesús era una generación ciega, incrédula e indiferente. Sabemos que, cuando estamos en el medio de una generación, adquirimos la forma de pensar, de actuar y comportarse de la generación de la cual hacemos parte, porque heredamos eso.
¿Qué podemos hacer? Romper con aquello de negativo que recibimos de ambiente en que estamos, de los tiempos en que nosotros vivimos. Aquellos que rompieran con la debilidad, con la indiferencia de los tiempos de Jesús encontraron, abrirán el corazón para Él y pudieran ver la gracia de Dios manifestada.
Vivimos en un tiempo en que también estamos fríos, ciegos, con los ojos obcecados y obscuros por las cosas que estamos viviendo, tiempos de descubiertas y revoluciones. Miremos las revoluciones científicas y tecnológicas; estamos en la era digital, donde e todo es muy rápido, todo es para ahora, todo engendra mucha ansiedad. ¡Basta ver lo mucho que estamos enfermos, y con emociones abaladas!
Rompamos con aquello de negativo que recibimos del ambiente en que estamos, de los tiempos en que nosotros vivimos
Necesitamos romper con la herencia y con la carga negativa que recibimos del tiempo en que vivimos. No podemos, simplemente, seguir la multitud. Necesitamos romper con lo que nos ciega, que nos ilude y engaña, para abrir nuestros ojos y ver la luz y la gracia de Dios, porque vemos muchas obscuridades dentro del alma y del corazón de cada uno de nosotros. ]
Necesitamos romper con las barreras negativas que el tiempo nos impone. Necesitamos romper con la ceguera y con la ilusión, abrir los ojos para ver la gracia de Dios que esta en el medio de nosotros, pero no la vemos. Necesitamos romper con el pensamiento de este tiempo en que estamos, que esta volviendo para el consumismo, para el modismo y a todas las vanidad que engendran verdaderas ilusiones, y vemos la luz de la gracia, la luz de Dios, la dirección de Él para nosotros.
Jesús vino, Él esta en nuestro medio, pero no vemos a Él, porque estamos ciegos con el tiempo que nosotros vivimos.
¡Dios te bendiga!