Todo aquello que propagamos, no es para propagar a nosotros, pero es para propagar Cristo Jesús
“Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su premio” (Mt 6, 5).
Vivimos en la era mediática, en la era de la propaganda, de la publicidad, donde todo lo que se hace tiene que ser propagado, divulgado y anunciado. Eso no es solo cosas de grandes empresas o de quien tiene emprendimientos comerciales. Hoy, tenemos que poner todo en las redes sociales, todo el mundo tiene que saber lo que hacemos.
¡Que peligro, especialmente para nuestra fe! Porque una cosa es testimoniar, dar buenos ejemplos cada vez más necesarios e importantes en el mundo en que vivimos, incluso estimular eso en los otros corazones. Sin embargo, quedar todo el tiempo haciendo propaganda de si no tiene nada de evangélico, nada de cristiano; no es testimonio, sino contra testimonio.
Todo aquello que propagamos no es para promovernos, sino para propagarnos a Cristo Jesús. Vivimos en un mundo donde todos quieren curtidas y seguidores, pero nosotros solo curtimos y amamos Jesús, solo seguimos el Cristo.
Es una ilusión ese mundo en que vivimos, porque queremos ser aplaudidos por aquello que realizamos. Queremos ser más amados y queridos. Si vamos rezar, nuestra oración no es para llamar la atención de nadie: “¡Mirar cuánto rezo! Mira mis oraciones aquí!”. Si vamos hacer la caridad para con el otro, nuestra caridad no es para hacernos propaganda.
Las obras gubernamentales, cuando inauguran una guardería o otra cosa, que es más que la obligación de ellos, tienen que poner allí una placa. No podemos poner placas en las caridades que son nuestras obligaciones, sino, no hay efecto ningún efecto cristiano. Todo lo que hacemos es para el Padre, pero hay aquellos que hacen sacrificios, ayunos o cualquier otra forma de sacrificio, y pensamos: “Tengo que divulgar que hoy estoy de ayuno”.
Hay discreción en hacer las buenas obras en secreto; y en secreto quiere decir en comunión con el Padre, en la intimidad con Él. Es para el Señor lo mejor de todo que hacemos. No podemos, todas las veces que vamos en la capilla, sacar una foto nuestra para que todos vean que estamos en la capilla. Yo no puedo realizar una Misa, participar de alguna cosa religiosa en todo, propagar lo que estoy haciendo.
Cuidemos, porque, muchas veces, lo que realizamos es más para propagar al mundo y crear culto para nosotros que levar para el verdadero culto a Dios.
¡Dios te bendiga!