Conocer Jesús; ser bautizado por Él es ser transformado y renovado por la vida que Él nos trajo
“Juan respondió: Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia” (Jn 1, 26-27).
En nuestro medio esta Aquel que no conocemos. El misterio de Navidad quiere acercarnos de Jesús; Él ya esta cerca de nosotros, esta en nuestro medio, necesitamos acercarnos de Él, acogerlo, amarlo, dejar que Él sea el Señor, el Maestro, de nuestras vidas.
¡Conocer Jesús necesita ser la meta principal de nuestra vida! Es conociéndolo que nuestra vida es transformada, iluminada y guiada. No es Jesús que necesita conocernos, porque Él ya nos conoce muy bien, Él sabe de nuestras necesidades, dificultades, ansiedades, inquietudes y lo que nos hace sufrir.
Jesús tiene la luz del Cielo, la gracia del Alto, el amor divino para restaurarnos, el amor que guía nuestra vida. ¡Es necesario que conozcamos Jesús de verdad!
Corremos un serio riesgo de transformar aquel conocimiento superficial, como se fuera un conocimiento real. Alguien te pregunta: “¿Tu conoces aquella persona?”. Tu respondes: “Conozco sí”. Tu sabes el nombre de ella, sabes donde ella vive, además, no conoces la esencia de esta persona. Conocer Jesús no significa saber el nombre de Él, sabemos quien son Sus padres, sabemos que Jesús es hijo de Dios.
Ese el el conocimiento teórico y superficial. “Conocer” quiere decir entrar en la intimidad, es saber de la verdad, es entrar en la esencia de la persona y dejar lo que ella tiene para darnos, nos transforme. La esencia, el ser, el amor y la gracia que viene de Jesús, transforman nuestra vida a cada día.
Todavía, en el principio de un año nuevo, necesitamos tener una dirección para nuestra vida, una luz para guiar nuestros pasos. Queremos conocer Jesús, necesitamos conocerlo, necesitamos entrar en la intimidad de Él, conocer el Evangelio, la Buena Nueva de Él. Permitir que la Palabra de Jesús transforme nuestra vida, nuestra realidad y lo que somos.
Conocer Jesús y ser bautizado por Él es ser transformado y renovado por la vida que Él nos trajo.
