25 Apr 2019

Por medio de la Palabra, encontramos la paz de Jesús

“Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras” (Lucas 24, 45).

El Resucitado se manifiesta a los Suyos, que aún están asustados, llenos de miedo; y cuando vieron Jesús, pensaran que era un fantasma.

Nuestras limitaciones humanas, nuestro propio corazón endurecido no consigue, de una sola vez captar, comprender y experimentar la dimensión de la presencia de Dios en nuestra vida, de la presencia de Jesús resucitado entre nosotros. Es necesario que la pedagogía de Dios ocurra en varios situaciones de nuestra vida.

Los discípulos de Emaus reconocieran Jesús por dos pasos: primero, por el Señor caminando con ellos, porque, mientras Jesús caminaba, Él hablaba de las Escrituras, y el corazón de ellos comenzaban a abrirse. Según, cuando Jesús partió el pan, y ellos reconocieran que era el Señor.

Jesús esta presenta cuando partimos el pan. Primero, Él esta presente de forma viva y sacramental, cuando partimos el pan de la Eucaristía, porque es el propio Cuerpo y Sangre del Señor.

Tal vez, muchos miran para la Eucaristía y no consiguen distinguir o reconocer la presencia de Jesús, pero no es por causa de Él, pero sí de la experiencia de fe. No es nuestra experiencia de fe que va determinar si Jesús esta o no, pero nuestra fe, que necesita alcanzar a Él. Él esta allí, Él reparte y da a nosotros, y nosotros nos alimentamos de Él.

Todas las veces que nos ponemos delante de la palabra y en ella encontramos el Resucitados, la paz viene a nuestro corazón

Los discípulos no comprenden, pero estaban haciendo la experiencia de la presencia eucaristica de Jesús, por eso, el Resucitado, Aquel que, en la Ultima Cena, dio Su Cuerpo y Su Sangre, ahora reparte el pan, y ellos van a los pocos reconociendo que en el pan repartido, en el pan fraccionado el propio Señor esta presente.

Cuando abrimos nuestro corazón para el otro, cuando abrimos nuestro corazón para que Jesús entre, de hecho, Él se hace presente. El más importante es dejar que Jesús abra nuestra inteligencia para que podamos comprender Su Palabra.

Jesús Resucitado abre nuestra capacidad de comprensión cuando nos ponemos con atención delante de Su presencia. La maravilla que experimento es que el Resucitado que actua en las Escritura, va sanando nuestros miedos, va depurando y sanando nuestra ansiedad, porque todas las veces que nos ponemos delante de la Palabra y en ella encontramos el Resucitado, la paz viene a nuestro corazón. Si nos falta la paz, el Resucitado es el Señor de la paz celebrada, ruminada y reflexionada donde él viene a nuestro corazón.

¡Dios te bendiga!

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