15 Dec 2021

Permitamos que la luz de Dios ilumine nuestro interior

“Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres” (Lc 7, 22).

Juan sabia muy bien quien era Jesús, pero sus discípulos aún no conocían a Él. Por eso, no solo por el testimonio, Juan queria que los propios discípulos tomen ciencia y consciencia de que Jesús esta en el medio de ellos y manda dos de ellos: “¿Vayan allá y preguntan a Jesús si Él es aquel que va venir o debemos esperar por otro?”.

Puede incluso parece irónica la pregunta de Juan, el cuestionamiento, pero no es ninguna duda que Juan tiene, pero él quiere provocar en el corazón de los propios discípulos la conciencia de quien es Jesús. No basta decir: “Mira, soy yo el Mesias”. Y cuando los discípulos de Juan van hasta Jesús y preguntan: “¿Juan mando preguntar si eres tu mismo que a venir o tenemos que esperar por otro?”.¡La respuesta – que maravilla! Primero, vino por la practica, en aquel mismo momento Jesús sano enfermos, expulso espíritus malignos, hizo ciegos ver y mando decir: “Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres”.

Vamos dejar que la luz de Dios siga restaurando, curando y libertando el mundo en que estamos

El Reino de Dios es acción, él es activo, el Reino de Dios ocurre en nuestro medio. Personas están muertas, están sin sentido en la vida; y la Palabra de Dios tiene poder de resurrección. Muchas veces, estamos caminando en la ceguera, sin ver ni a nosotros mismos ni a nuestra propia vida; y Jesús abre nuestros ojos, la luz de Él entra nuestro interior. Estamos sordos, no escuchamos la Palabra de Dios, no escuchamos ni las personas que están a nuestro lado, pero Jesús abre nuestros oídos.

Muchas veces, estamos paralizados, paralíticos en esta vida; y la Palabra de Dios nos liberta de toda y cualquier parálisis. ¡Si, en la época de Jesús, los leprosos estaban marginalizados y Él los limpio y purifico, Jesús esta hoy nos purificando de toda mal que el pecado provoca dentro de nosotros y, más aún, si la Palabra o la Ley era reservada para una clase privilegiada, la Palabra de Dios no! Ella es privilegio de los pobres en primer lugar; los pobres, los renegados, los marginalizados están recibiendo la Palabra de Dios. Es para que nadie tenga duda de que el Reino de Dios esta aquí, él esta ocurriendo.

Es eso que ellos van testimoniar, tomar conciencia de lo que esta ocurriendo; y es esta conciencia que nosotros necesitamos tomar hoy. Sé que las personas van decir: “El mundo esta terrible”, “el mundo esta muy mal”, “El mundo solo tiene cosas mala”, tengo que decir que tu estas equivocado, hay todas estas cosas malas ocurriendo, pero el Reino de Dios esta ocurriendo. Soy testimonio, veo jóvenes siendo recuperados, libertos de drogas; veo personas convirtiendo; veo matrimonios siendo salvos; veo vidas restauradas; veo personas muertas resucitando. Yo veo, pero estoy me abriendo para la gracia del Reino de Dios.

Si tu estas mirando para el mundo de una forma solo para el mal del mundo – y no vamos negar, no vamos hacer que no estamos viendo -, pero necesito mirar para Aquel que es la luz de este mundo, que es Jesús. Él esta en nuestro medio para restaurar este mundo. Vamos dejar que la luz de Dios siga restaurando, curando y libertando el mundo en que estamos.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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