“Es que Jesús le había dicho: Espíritu malo, sal de este hombre” (Mc 5, 8).
Cuando el espíritu impuro entra dentro del corazón humano, él provoca verdaderos estragos, el hombre se convierte verdaderamente estropeado por los espíritus impuros que invaden nuestra humanidad.
¡Tu sabes lo que es un alimento estropeado, que mal nos hace! El más sabroso alimento estropeado es un mal, entonces, tu imaginas nuestra naturaleza humana también estropeada; y lo que nos estropeada son las impurezas.
Pensemos en las impurezas de orden material que van entrando en nuestro cuerpo, van entrando en nuestros poros y que mal hace para nuestra salud física. Cuantas veces, quedamos enfermos porque no cuidamos de las impurezas que entran en nosotros.
No estoy aquí para dar clase sobre impurezas y bacterias, hay todo un campo de la ciencia que enseña eso a nosotros, pero necesitamos decir que en el campo de la fe no es distinto. Hay muchos virus espirituales que entran en nosotros, que invaden nuestra mente, nuestro corazón y que nos estropean. ¡Estamos viviendo en una humanidad totalmente degradada y estropeada por los espíritus impuros!
Permitamos que Jesús expulse de nuestras casa y familia los espíritus perversos
¡Cuando cogemos en nuestros brazos un niño totalmente puro, que belleza y maravilla es! No encontramos maldad, malas intenciones, perversiones, por el contrario, el niño nos transmite toda la bondad y pureza que hay en su alma y en su corazón.
Que triste, porque vamos creciendo, nos madurando, pero muchas ves nos perdiendo, porque, al largo del camino de la vida, ¡vamos lidiando con muchos espíritus impuros!
¡Cuantas maldades, obscenidad, cuantas cosas terribles! Vamos absorbiendo el espíritu impuro que hay en el mundo y, cuando menos vemos, nos convertimos personas egoístas, egocéntricas, orgullosas vanidosas y soberbias. La mentira va entrando dentro de nosotros, nos va corromper y nos corriendo.
Un niño pequeño, por más pequeña que es, no sabe decir mentiras. Nosotros, adultos, vamos nos acostumbrando tanto con las mentiras de la vida que, muchas veces, no sabemos lo que es verdad y lo que es mentira; vamos nos acostumbrando con las maldades del mundo que no sabemos, muchas veces, lo que es mal y lo que bueno.
Por eso, Jesús esta libertando ese hombre de ese espíritu impuro y perverso que estropeó su vida, y llevo para el cementerio, para el lugar de la muerte y ese espíritu fue expulsó de él y mando para los cerdos.
Permitamos que Jesús nos purifique y nos liberte de todos los espíritus impuros que están estropeando nuestra mente, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. Permitamos que Jesús expulse de nuestras casas y familias estos espíritus perversos.
Así como tenemos que combatir con seguridad el virus, las bacterias y todas las impurezas que hacen mal para nuestra salud, necesitamos con más seguridad combatir el mal y las impurezas de los pensamientos y de los sentimientos del corazón.
¡Dios te bendiga!
