31 Aug 2021

Permitamos que la autoridad de Dios esté sobre nosotros

“Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad” (Lucas 4, 32).

Jesús, que vino para Cafarnaum – porque Él estaba llegando de su ciudad, Nazareth, donde no fue acogido — ; ahora está en la sinagoga de Cafarnaum enseñando los sábados. El acogimiento es otro, las personas paran para escucharlo, y Él habla con autoridad.

Necesito saber acoger y, cuando acojo, la Palabra de Dios entra en mí, y ella tiene autoridad sobre mí, sobre mi vida, sobre mis pensamientos, mis sentimientos, autoridad sobre los espíritus impuros. Permitamos que la autoridad de Dios esté sobre nosotros, y nos sometamos a ella, para que Su gracia sea actuante en nuestra vida.

Y es porque Jesús tenía autoridad que Él expulsaba los espíritus impuros. Aquel hombre poseedor por un demonio que gritaba, Jesús expulsó aquel espíritu impuro, Jesús lo amenazó: “¡Cállate y sal de él!”y el demonio se retiró, salió de aquel hombre. Por eso cuestionan: “¿Qué autoridad es esta? ¡Hasta los espíritus impuros obedecen a él!”.

Sometamonos a la autoridad de Dios, para que Su gracia sea actuante en nuestra vida

No existe cosa más dura para nuestra vida que perder la autoridad; primero, la autoridad sobre nuestra propia vida, y perder la autoridad significa perder la autonomía. Es correcto que una edad más avanzada, a medida en que el tiempo va o por motivo de enfermedades — por ejemplos enfermos degenerativas –, nosotros vamos perdiendo la autoridad sobre nuestro propio actuar en la vida, y nuestros comportamientos se convierte limitados; y sin ayuda de los demás, no podemos vivir ni sobrevivir. ¡Eso es un hecho! Ahora, nosotros estamos hablando que la dureza de la vida es, en sana conciencia, perdemos la consciencia de la autoridad sobre nuestra propia vida.

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No mandamos ni en la forma que comemos, no mandamos en nuestro hablar. Una persona que no tiene autoridad sobre la lengua, la persona que no tiene autoridad sobre sus propios instintos.. ¡Que es esto!

Tu que eres padre, tu que eres madre, nosotros que estamos delante de cualquier cosa, no podemos perder la autoridad. Sé que algunos confunden autoridad con autoritarismo, pero aquí es autoridad moral, autoridad de la vida, autoridad del comportamiento que condice con lo que hablamos. Por eso es siempre importante tener la mano en la consciencia, revisar los actos y las actitudes para que tengamos autoridad sobre nosotros, para que actuemos también con autoridad en lo que Dios nos confió.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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