17 Nov 2020

Permita que la salvación de Dios entre en tu corazón

“Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 9-10).

Zaqueo, en la visión de muchos hombres de su época, era un hombre perdido y sin salvación, por fin, era un pecador publico, un cobrador de impuestos, y actúa de forma ilegal y deshonesta. Sin embargo, aquello que los hombres ven en Zaqueo, el mal que estaba en él, Dios ve que la salvación puede llegar a cualquier corazón que se abre para la gracia.

Zaqueo hace eso, él quiere ver Jesús, él quiere saber quien es Jesús, él quiere mirar para Jesús, y por eso él excede los propios limites humanos. Él era de baja estatura, una multitud estaba adelante, él subió en el árbol para poder ver el Maestro Jesús. Es el esfuerzo de corazón, es el esfuerzo humano para poder llegar al encuentro de Dios. ¡Ese espacio es muy importante!

Muchas veces, queremos las cosas listas, automáticas, vivimos en la época de automatización de todo y no queremos esforzarnos ni para buscar un vaso de agua, no queremos esforzarnos ni para levantar la silla, del sofá o de las acomodaciones todas de la vida para ir al encuentro de nuestra salvación.

Haga el esfuerzo que necesita ser hecho, y permita que la salvación de Dios entre en tu casa y en tu corazón

Dios quiere salvar nuestra casa, nuestra familia, nuestra alma, pero no podemos ser aquellos operarios acomodados: “Ya he ido a la iglesia”; “Ya conocí eso o aquello, ahora voy esperar”. No quedes dormido esperando, porque tu no vas conocer la salvación, y ella no entrara en tu vida, en tu casa, en tu corazón si tu no levantar, no luchar, si no exceder tus propios limites, sean ellos físicos o psicológicos.

No podemos quedar victimizando, no podemos quedar haciéndonos de infeliz. Tenemos que tener la humildad de reconocer que somos pecadores, que equivocamos, no es para vivir culpándonos, pero es para que la liberación de Dios ocurra en nosotros.

Necesitamos dar ese paso que Zaqueo dio. Cuando Jesús esta viendo que estamos esforzándonos para encontrar la gracia que Él mismo nos trajo, Él mismo vino a nuestro encuentro. Así como Él dijo a Zaqueo: “Yo debo y quiero quedar en tu casa”, el Señor también va decir a mí y a ti: “Yo quiero hoy quedar en tu corazón. Quiero hoy quedar en tu casa. Quiero quedar contigo”.

El señor va quedara con nosotros y la salvación entrara en nuestra vida y en nuestro corazón. No quedes preso a nada que este amarrando, oprimiendo y esclavizando. Hoy, Dios quiere hacer liberación y restauración, quiere operar la restauración en tu casa y en tu corazón. De el paso, suba el árbol que necesita subir, haga el esfuerzo que necesita ser hecho, pero permita que la salvación de Dios entre en tu casa y en tu corazón.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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