“Te aseguro que nosotros hablamos de lo que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.” (Jn 3, 11-13).

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Jesús, el Hijo Unigénito de Dios Padre, es Aquel que nos habla sobre las cosas del Cielo, sobre las cosas del Alto. Y Él tiene propiedad para hablarnos sobre ese lugar, pues, siendo Él la Palabra Divina encarnada, puede darnos un testimonio fidedigno.

El testimonio de Jesús es un testimonio verdadero, es Él que ha venido del Cielo para enseñarnos el camino de la eternidad y para hablarnos de las cosas del Cielo. Además, el testimonio de Jesús, Sus palabras, Sus enseñanzas solo comienzan a hacer sentido en nosotros si nacemos nuevamente, como nos enseño el Evangelio de ayer. Necesitamos vivir ese nacimiento para las cosas del Alto, necesitamos nacer del agua y del Espíritu.

Y es por la acción misteriosa del Espíritu Santo que somos capaces de abrazar la fe en Jesucristo. No solo abrazar la fe, como también testimoniar aquí, una vida que demuestre que no somos de esta forma. Estamos aquí de pasaje, pero nuestra patria definitiva es el Cielo.

Que tu puedas acoger la gracia del Espíritu Santo y testimoniar la vida nueva que Jesús ha venido a darnos

Por la acción del Espíritu, podemos también testimoniar esa vida nueva, testimoniar que nosotros tenemos un lugar en el Cielo. Una vida que da el testimonio de la vida de Cristo Resucitado en nuestro medio.

La comunidad de los primeros cristianos era una comunidad que vivía la unidad de corazón y del alma. El Acto de los Apóstoles nos va decir que la multitud era solo un corazón, una sola alma y, con grandes señales de poder, los apóstoles daban testimonio de la Resurección del Señor. Nosotros también, por la acción del Espíritu Santo, por esta vida nueva que Jesús vino a darnos con Su muerte y resurrección, podemos testimoniar la Resurrección de Jesús, viviendo esta vida nueva.

Los apóstoles dieron testimonio de Jesucristo resucitado por la fuerza del Espíritu Santo, es el Espíritu Santo que nos guía a vivir aquí como ciudadanos del Cielo, pertenece a la patria del Cielo, testimoniando la vida nueva que Jesus nos da por Su gracia.

Que tu puedas, de hecho, acoger la gracia del Espíritu Santo y así testimoniar la vida nueva que Jesús ha venido para darnos.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!