18 Sep 2023

Pide al Señor que purifique tu fe

“En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaúm. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: «El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga». Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguí, dijo: «Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe».” (Lucas 7, 1-7.9).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Mis hermanos y mis hermanas, ese episodio es muy conocido de todos nosotros. Ese oficial, ese centurión, pide que algunos puedan ir hasta Jesús para pedir por su siervo, por su empleado.

El pueblo nos habla: “Él estima nuestro pueblo e incluso ha construido una sinagoga”, era un hombre muy bueno. A principio, podríamos pensar: ¿Es un cambio de favores? ¿El oficial merece la intervención de Jesús porque había construido aquella sinagoga?

No vamos mezclar las cosas, si Jesús llamó incluso Judas, que ha traído a Él y el ha constituido como Su discípulo, Él no haría el bien para alguien que, publicamente, hizo un bien espiritual para el pueblo, ¿construyendo una sinagoga? Seguramente, Jesús ha conseguido leer el corazón de aquel centurión y ha conseguido ver que aquel hombre tenía la capacidad de pensar en el otro.

La ausencia de señales esta haciendo muchos abandonar la fe y buscar otros ídolos

Ha construido una sinagoga para que el pueblo pudiese reunirse para rezar, para leer la Palabra de Dios y, ahora, pide por su empleado, no pide para sí. Él es capaz de olvidar de sí y pensar en el otro.

El mismo hombre que ha construido una casa para Dios — fue lo que el texto dijo —, ahora, reconocía que no era digno que Jesús entre en tu casa. Pero Jesús reconocía en aquel hombre una fe que no había encontrado en Israel.

¡Mira el elogio que Jesús hace la fe de aquel hombre! Una fe que no ha pedido señales, que no ha exigido toques – “El Señor puede decir una palabra de ay mismo, que él quedara curado”. No ha exigido exclusividad, no fue oportunista y no hizo espectáculo. Fue una fe genuina en Jesús, y eso ha rendido aquel elogio.

Mucha atención y más cuidado para nuestros días de hoy: la ausencia de señales esta haciendo muchos abandonar la fe y a buscar otros ídolos. Hoy, el Evangelio quiere purificar nuestra fe.

¿Estamos al lado de Jesús y buscamos a Él libremente sin pretensiones o nosotros queremos lo que Jesús puede darnos y ofrecernos? ¡Pidamos al Señor que purifique nuestra fe!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.