“En aquel tiempo, Jesús contó esta parábola a sus discípulos: ‘El Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viña. Acordó con los obreros un denario por día y los mandó a la viña. A las nueve de la mañana, el propietario salió de nuevo, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: “Id también vosotros a mi viña. Os pagaré lo que sea justo”. El propietario salió de nuevo a mediodía y a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Saliendo otra vez cerca de las cinco de la tarde, encontró a otros que estaban en la plaza y les dijo: “¿Por qué estáis aquí todo el día sin hacer nada?”. Ellos respondieron: “Porque nadie nos ha contratado”. El propietario les dijo: “Id también vosotros a mi viña”» (Mateo 20, 1-7).
Toda una vida
Bueno, hermanos y hermanas, la parábola de hoy puede ser muy bien reflexionada en el contexto vocacional.
Las diferentes horas del día presentadas en el Evangelio pueden compararse con las diferentes etapas de la vida en el seguimiento de Jesús. Hay personas que fueron llamadas por Dios con sus respectivos dones y se dispusieron a servir al Señor en los primeros años de su juventud.
Yo he entrado en Canção Nova, tenía 20 años –¡hace hace mucho tiempo! Otras personas, a mitad de la vida, se abrieron a la acción divina y lo dejaron todo para servir a Dios. Otras, incluso a una edad más avanzada, se dieron cuenta de que la vida ya no tenía sentido sin un compromiso serio con el Reino de los Cielos y se arriesgaron a no desperdiciar la poca energía que aún tenían.
Por último, aquellas personas de edad ya avanzada y con poca energía fueron tocadas por una gracia especial y ofrecieron, al final de su existencia, algo a Dios. Fíjense, desigualdad de esfuerzo y momentos diferentes de la vida. Ante esta desigualdad, aparece una igualdad sorprendente en la retribución final, porque a todos aquel propietario les pagó el mismo valor.
Es obvio que Jesús no está comparando el servicio del Reino de los Cielos con las propuestas sindicales e industriales de nuestro tiempo.
!Jesús cuenta contigo!
Jesús solo está proponiendo su modo de hacer justicia, que también incluye el amor. Un amor que toma en cuenta no el rendimiento, sino las capacidades reales de cada uno y la generosidad con la que responden al llamado de Dios.
Las capacidades y el tiempo dedicado se miden en el corazón, y solo Dios es capaz de ver esas intenciones que están ocultas dentro de cada persona.
Por eso no importa cómo puedas servir al Señor o cuándo vayas a servirlo; importa que hoy des tu respuesta generosa a Jesucristo y te empeñes, de alguna forma, en el servicio al Reino de los Cielos. !Jesús cuenta contigo!
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
