“Por tanto, el que ignore el último de esos mandamientos y enseñe a los demás a hacer lo mismo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. En cambio el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5, 19)
Necesitamos practicar y vivir los mandamientos del Señor y no podemos ignorar o vivirlos según nuestras conveniencias. Elijo lo que voy vivir e ignoro lo que no esta de acuerdo con mis conveniencias. De ninguna forma, la Palabra de Dios no puede ser ignorada, no puede ser tratada de forma selectiva. Vivimos en una sociedad relativista donde relativizamos incluso la vivencia de nuestra fe.
Para algunos, vivir el amor es amar solo quien queremos, quien elegimos y seleccionamos. Para otros, amar a Dios es de la forma que queremos, de la forma que creemos y así pode delante.
Tu puede decir: “Yo amo mi prójimo, pero no perdono aquella persona”. “Yo amo, pero hablo mal de la vida de los demás, porque soy así”. No podemos ignorar los mandamientos porque hacemos lo que es equivocado y no nos esforzamos para vivir lo que es correcto.
En la Ley de Dios lo que es correcto es conecto y lo que es equivocado es equivocado. No es correcto solo lo que conseguimos vivir, y equivocado solo lo que consideramos equivocado, no se trata de un criterio subjetivo de acuerdo con la conveniencia o las observaciones que tenemos dentro de nuestra cabeza y de nuestro corazón.
Los mandamientos son respuestas de amor a Dios
El primer a ser formado somos nosotros, necesitamos ser formados para una consciencia recta e iluminada, y no para una consciencia laxa, donde vamos viviendo de acuerdo con lo que creemos.
Tenemos que tener cuidado para que la oscuridad no conduzca nuestros pasos, porque el mundo en que vivimos es una mundo de muchas oscuridades, donde cada uno forma sus criterios o vive de acuerdo con criterios que aprendió de otros y cada uno va viviendo como quiere y, por eso, el mundo esta como esta.
Permitamos que la mentalidad de Dios este en nosotros, porque necesitamos no solo aprender a practicar, pero enseñar los demás a vivir, porque no podemos desobedecer a uno solo de estos mandamientos. “Ocho mandamientos yo creo que es bueno, pero hay aquellos dos que no estoy de acuerdo con ellos. No es una cuestión de concordar, es una cuestión de amar. Los mandamientos son respuestas de amor a Dios, son los mandamientos que van transformando nuestra relación con Él.
En la humildad podemos reconocer nuestras dificultad, nuestras debilidades y errores. En la humildad podemos y debemos reconocer los limites que tenemos, solo no podemos, en nombre de una falsa humildad, querer transformar el error en correcto, y aún enseñar eso para los demás.
Hay muchos haciendo de esta forma, hay muchos exaltando el resentimiento, la tristeza, el rencor, la ofensa, la agresión en nombre no sé de cual Evangelio, porque la Palabra de Dios es Palabra de Dios.
¡Dios te bendiga!