“Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que Yo Soy, y que nada hago por mí mismo, sino que hablo según lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo. No me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada. Mientras Jesús hablaba así, muchos creyeron en él” (Juan 8,21-30)

Creer en Jesús

En el Evangelio que acabamos de escuchar, Jesús alude a la salvación por medio de la cruz. El episodio, mis hermanos, que escuchamos también en el libro de Números 21,4-9, dice que la serpiente de bronce será puesta sobre un asta y todos los que la miren serán sanados. Es decir, Jesús alude entonces a que la salvación pasa por la cruz. Todos los que lo miren a Él serán sanados, liberados de todo mal. Estamos caminando hacia eso.

Prepara bien tu corazón, porque estamos escuchando aquí: muchos creyeron en Él. Si has seguido las homilías desde el día 1º hasta hoy, sabes que la Palabra está hablando de esta adhesión de creer en Jesús, es decir, Él está realizando aquello que el Padre le dio como misión: anunciar la Buena Nueva, que causará un gran impacto en nuestro corazón. Pero, hoy, aquí, Jesús ya está yendo mucho más a fondo.

La salvación pasará por la cruz, es decir, Jesús es consciente de que Él, al morir en la cruz, nos dará la salvación.

Mis hermanos, Juan se refiere a Jesús, que, al ser levantado en la cruz, significa también algo muy importante: Jesús es exaltado por Dios. Él es glorificado por Dios, y Este, queriendo glorificar a Su Hijo, permitió que fuera levantado en la cruz. Es decir, mi hermano, mi hermana, esto también nos lleva a una vida de humildad.

Jesús ya dijo en uno de sus Evangelios: el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.

La cruz es humillación. Y por eso Jesús quiso abrazarla, para que Él, al ser humillado, fuera glorificado.

¿Quieres ser glorificado por Dios? Abraza la cruz, pasa por la humillación y deja que Dios venza en tu vida.

Cristo venció porque fue humilde.

Por eso, mis hermanos, tal gloria puede parecer extraña a una mirada simplemente humana, pero la mirada de la fe nos permite ver.

Jesús aceptó el sacrificio por amor al Padre y para salvar a la humanidad. Eso es humildad, por eso Dios lo glorificó, por eso Dios lo exaltó.

Por eso, mis hermanos, pidamos al Señor esa gracia de no querer ser exaltados en este mundo, sino pasar por la humillación y por la cruz, para un día también ser glorificados y exaltados por nuestro Señor y entrar en la vida eterna.

La cruz es señal de salvación, la cruz es señal de humillación, pero la cruz es señal de victoria de Dios. ¿Quieres vencer? ¿Quieres vencer el pecado? Abrázate a la cruz de Cristo, señal de salvación para todos nosotros.

¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo! ¡Por siempre sea alabado!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!