“Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.” Él les preguntó: “¿Qué queréis que os haga?” Ellos respondieron: “Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.” Pero Jesús les dijo: “No me corresponde a mí conceder el lugar a mi derecha o a mi izquierda, es para aquellos a quienes ha sido reservado” (Marcos 10, 35).
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Hermanos y hermanas, ante la actitud de los discípulos, vemos dos realidades importantes que tocan nuestra existencia humana: el éxito y el fracaso. Pero para ello, hermanos míos, necesitamos preguntarnos: ¿qué necesitamos para dar sentido a nuestra vida?
El Evangelio nos ayuda a abandonar todos nuestros proyectos de poder y grandeza, porque eso es lo que el Evangelio nos muestra en este momento, los discípulos que buscaban poder y grandeza. Y Jesús nos pide que abandonemos toda esa realidad humana.
Mirada fija
Necesitamos ser siervos, aprender del sufrimiento, del desprecio, como nuestro Señor que fue exaltado y glorificado, pero pasó por la humillación.
Hermano y hermana mía, no debemos buscar las glorias de este mundo, debemos quitar de nuestra vida lo que nos aleja de lo esencial, la vida eterna. Mientras tengamos nuestros ojos fijos en las grandezas, en el poder de este mundo, vamos a perder lo esencial. Y por eso, hermanos míos, aprendamos el camino de la humildad, del sacrificio y de la entrega de sí mismo, como nuestro Señor lo hizo, apostando por el amor, apostando por el servicio, porque quien no es humilde busca establecer en su vida lo que llamamos, en la forma popular, “manía de grandeza”. El cristiano debe caminar en los pasos que Jesús caminó. De esta forma, seremos luz que brilla en medio de este mundo.
Abandonemos todo tipo de grandeza para ganar la vida eterna, y que el Señor nos ayude, que el Señor nos inspire, que el Señor nos dé vida, fuerza, osadía, valentía para poder caminar en la voluntad de Dios y también bajo la acción del Espíritu Santo. El Padre Jonas decía, aquí para nosotros en la Comunidad Canção Nova, en algunos momentos, que estaba con la comunidad, decía que es necesario perder para ganar.
Es así como debemos gestar nuestro corazón, con humildad, amor y servicio. Que nuestro Señor nos ayude, que Él nos dé la gracia y seamos llenos del Espíritu Santo para hacer la voluntad de Dios.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!