“En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y fue, con Santiago y Juan, a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le hablaron de ella a Jesús. Él se acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces la fiebre desapareció, y ella comenzó a servirles” (Marcos 1,29-31).

Una Mirada Única

La vida pública de Jesús es extremadamente ocupada. ¿Por qué, hermanos míos? Porque Jesús tiene prisa por salvar a la humanidad. Por eso la vida de Jesús está ahí, llena de realidades, para que Él pueda ir al encuentro de cada uno de nosotros.

Pero incluso con su vida ocupada, el Señor no deja de dar atención de forma concreta a las personas que encuentra. Y existe un documento del Padre Jonas para la Comunidad que se llama “La Persona es lo Más Importante”.

Aunque Jesús tenía diversas actividades, nunca dejó de mirar de forma concreta y especial a cada persona. Incluso cuando Jesús estaba rodeado por una gran multitud, miraba a cada uno individualmente.

Aquellos que tuvieron la experiencia con el Padre Jonas pudieron percibir que, cuando él estaba con una persona, estaba completamente presente. ¿Por qué el Padre Jonas vivió así? Porque aprendió de Jesús cómo realizar bien su misión.

Estar presente por completo, Jesús estaba presente por completo, porque para Jesús cada persona es única. Y cuando Jesús se acerca a la suegra de Pedro y la toma de la mano, la cura; y la mayor novedad fue que se dejó servir por ella. Y esto, en la realidad judía, era algo que no podía suceder. Las mujeres no podían servir a los hombres. No podían acercarse a los hombres. Pero Jesús rompe los límites, rompe las barreras y muestra que todos son importantes. Independientemente del género, de la raza, para Dios cada persona es importante.

¿La misericordia invierte qué? Todos los parámetros de las relaciones sociales de aquella época. Jesús rompe los paradigmas y, con ternura, con el gesto hacia la suegra de Pedro, ¿le restituye qué? La salud, pero también la capacidad de servir que no tenía.

Y Jesús nos muestra que debemos amar, y amar con humildad.

La noticia se esparció y Jesús se vio sobrecargado de trabajo. Pero Su misericordia llega a todos como el brazo de un río, ¿no? Que suscita una vida nueva.

La suegra de Pedro tuvo una vida nueva, y pudo vivir allí una gran liberación.

Termino diciendo que Jesús no se deja llevar por el entusiasmo de la gente, sino que se refugia en el desierto para encontrarse con el Padre, para renovar sus fuerzas y dar al otro aquello que le es debido: su amor y su salvación.

Y que el Señor derrame sobre nosotros esta gracia de ser hijos predilectos, amados por Él, a través de la bendición de un Dios que es Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!