“Entonces Jesús habló tanto para el pueblo como para sus discípulos: «Los maestros de la Ley y los fariseos han ocupado el puesto que dejó Moisés. Hagan y cumplan todo lo que ellos dicen, pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican. Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas. Todo lo hacen para ser vistos por los hombres” (Mt 23, 1-5).
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Jesús, en el Evangelio de hoy, hace una energía crítica a los fariseos y doctores de la Ley. Jesús asegura que ellos tienen autoridad para interpretar y comprender la Ley; asegura que ellos tienen conocimiento suficiente para enseñar a los demás, sin embargo, ellos conocen, pero no viven; enseñan, pero no practican.
De esta forma, Jesús reprueba en ellos algo que siempre fue detestable a Dios, que es la hipocresía. ¡La hipocresía y la incoherencia en hablar, pero no vivir es algo que molesta el corazón de Dios!
Jesús condena la incoherencia de una vida sostenida solo por las apariencias y no por el testimonio. Jesús no solo condena, Él también denuncia esta incoherencia de los fariseos y de los maestros de la Ley (que le gustaban de la posición), con el principal motivo de rever nuestro propio proceder.
Jesús señala sobre ellos esta incoherencia, pues ellos también – como va decir el Evangelio —, “Cuanto a vos, nunca vos dejéis de llamar de Maestro, pues un solo es vuestro Maestro y todos vosotros es hermanos ”.
Jesús condena la incoherencia de una vida sostenida solo por las apariencia y no por el testimonio
Mis hermanos, también necesitamos revisar nuestra propia conducta porque nosotros, fácilmente, podemos estar viviendo una vida de incoherencias, podemos vivir una vida de apariencias y no de testimonio.
La hipocresía es algo tan detestable cuanto sutil. ¡Es muy sutil vivir de apariencias! Podemos exigir de nuestros hermanos una vivencia que nosotros mismo no estamos empeñados en ser testimonio.
Por eso, debemos siempre preguntarnos: “¿Mi vida, mis palabras, mis actitudes ha convertido el camino de santidad de mi prójimo más facil y más accesible, o, por el contrario, ha convertido el camino de mi hermano algo insoportable, un peso muy difícil de ser cargado?”. Porque los fariseos ponían peso sobre los otros, pero ellos mismos no cargaban.
Mi coherencia de vida necesita ser algo que convierta el camino de santidad de mis hermanos algo más facil. ¡Mi coherencia de vida necesita ser ese alivio en el camino de los demás! Por eso, Jesús nos enseña el camino de la humildad, de ser siervos de nuestros hermanos. El siervo que ayuda con su testimonio de vida; el siervo que ayuda a cargar los pesos de sus hermanos, la responsabilidad de sus hermanos.
En este día, pidamos esta gracia de no poner más peso sobre la vida del otro, pero, con nuestro testimonio de vida, ayudar a llevar los fardos unos de los otros.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!