“Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: ‘Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!” (Mc 10, 24).
Jesús, que nos trae la gracia del Reino de Dios, en el evangelio de hoy, nos muestra aquel que se acercó de Él a lo largo del camino y pregunto, (incluso de rodillas él estaba): “¿Buen Maestro, qué debo hacer para ganar la vida eterna?”. Hasta la propia palabra “ganar” es el sentido mismo de poseer. Queremos ganar todo en la vida, pero Jesús esta nos enseñando que la lógica del Reino de Dios “ganar”, es necesario primero perder.
El Reino de Dios no es una ventaja, el Reino de Dios es la mayor gloria de la vida humana, es la mayor riqueza de la vida humana. No hay gracia mayor, bien mayor, preciosidad mayor que tener el Reino de Dios es estar en el Reino de Dios. El mal es cuando tu quieres comparar el Reino de Dios con las demás cosas de tu vida. El Reino de Dios no se compara, él no esta en esta lógica, y es por eso que muchos no la conquistan, porque quieren hacer del Reino de Dios más un trofeo; y el Reino de los Cielos no es un trofeo, él es la gloria plena y definitiva de nuestra realidad humana.
Mientras la cabeza esta solo engañando y entrometida en los valores de este mundo, el Reino de los Cielos para nosotros queda siempre lejos
Ese joven que se acerca de Jesús, Jesús enseño a él el primer paso: el paso esencial para entrar en el Reino de los Cielos es guardar los mandamientos. Nadie va entrar en el Reino de los Cielos, si no vive los mandamientos de Dios, si no pone en practica lo que es esencial: no robar, no matar, no levantar falso testimonio, no cometer adulterio, no mentir.. Entonces, es la primera escalera que nosotros tenemos que subir.
Una vez que subimos esta escalera para llegar en el Reino de los Cielos, hay más escalón, y, después de vivir los mandamientos, practicar los mandamientos, para tomar posesión del Reino es necesario el desapego, y aquí es donde muchos paran en el camino porque somos muy apegados a los bienes materiales, a las cosas materiales, a las realidades materiales, pues ellas nos fascinan, llenan nuestra mirada; ocupan nuestros pensamientos y sentimientos, prácticamente, casi que el día todo, todo tiempo.
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El hombre, el ser humano de los tiempos modernos vive en función del ganar, vive en función de la posesión, nunca esta satisfecho con lo que tiene. Cuando Jesús dijo que dificilmente un rico entra en el Reino de Cielos es porque el rico se refiere a la persona gananciosa, aquel que vive solo de la gana, del ganar y no es capaz, mismo con lo mucho que gana o con el poco que gana, saber perder, dividir, compartir lo que tiene.
Ganancioso es aquel que solo quiere acumular, aquel que solo quiere tener más, es donde realmente no vive la lógica del Reino de los Cielos. ¿Cómo él quiere ganar el Cielo si el mundo para él, la alegría para él son las puertas y los bienes materiales que él tiene? Por eso, es difícil entrar en el Reino de los Cielos, porque, mientras la cabeza esta solo engañando y entrometida en los valores de este mundo, el Reino de los Cielos para nosotros queda siempre lejos, ahora cuando nosotros teniendo o no los bienes, sabemos poner la cabeza y el corazón primero en Dios, nuestro corazón esta siempre más cerca de Él.
Dios nos enseña sernos desprendidos de aquello que nos prende en este mundo, para lograr y agarra el Reino que Él mismo nos prometio.
¡Dios te bendiga!
