Los lazos que nos prenden a Dios es hacer la voluntad de Él
“Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos” (Mc 3, 34).
La gracia del Evangelio de hoy es ver que los parientes de Jesús querían verlo. Nosotros, también, somos así. Porque, si llegar un pariente nuestro buscándonos, queremos luego dar atención a él, pues, es nuestra familia.
Pero, Jesús muestra que el concepto de parentesco en el Evangelio de otra forma. Porque, no son los lazos sanguíneos que mantiene las personas en comunión con Él. Visto que incluso estas personas se pusieron contra Jesús, intentaran eliminarlo y, incluso, expulsaron Jesús de Su ciudad.
En el Evangelio, no son los lazos sanguíneos los más importantes, ya que, los lazos que nos prenden a Dios es hacer la voluntad de Él.
“Aquí están mis hermanos, aquí están mis hermanas, son todos aquellos que hacen la voluntad de Dios”. Tal vez, tu puedes pensar que Jesús disminuye Tu madre y Tus parientes más cercanos, de ninguna forma. Él solo reconoció que no basta tener lazos sanguíneos, es necesario tener lazos evangélicos, lazos en el amor, lazos en Dios.
Lazos sanguíneos se rompen, lazos en Dios se eternizan. Los lazos sanguíneos se separan con la muerte o con alguna otra circunstancia, pero los lazos en Dios son eternos. Por eso, Dios nos quiere lazados a Él, quiere que tengamos comunión con Él. Pero no por lo que hago o por aquello que soy, y sí por lo que vivo.
Se llevan la lenguaje para el sentido de la vida, las personas se creen importantes por cuenta de los trabajos que hacen en la Iglesia. “Mira, Jesús, el ministro de la Eucaristía esta ahí”. “Mira, Jesús, tus cantores estas ahí”. “Mira, Jesús, aquellas beatas están ahí”. “Pero quien son Mis cantores, quien son Mis beatos, quien son Mis seguidores”? Son aquellos que hacen la voluntad de Dios, porque, podemos cantar, predicar, celebrar, rezar y, aún así no hacemos la voluntad de Dios. Porque, lo que me hace intimo de Jesús es poner en practica la voluntad del Padre.
¡Dios te bendiga!
