“El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día” (Lc 9,22).
Seguir a un vencedor, seguir a un campeón es increíble, es muy bueno; ¡Pero seguir a uno rechazado es muy difícil! Mira: el proyecto de Jesús está aquí, delante de nuestros ojos, en esas palabras del Evangelio. El proyecto es: sufrimiento, rechazo, muerte y resurrección.
En el proyecto está toda la vida de Jesús, su existencia en ese mundo hasta Su glorificación. Así, es importante, en nuestra vida cristiana, no rechazar a nada, porque seguimos a los pasos de Jesús, a Él dimos nuestra vida, y deseamos acercarnos de Él como discípulos, no somos la multitud. Entonces, también somos llamados a vivir ese camino de ascesis. Por eso, las decisiones del Cristo siempre fueron “caminar y nadar en contra de la corriente”, porque Jesús siempre fue un señal de contradicción, y eso ya estaba en la profecía cuando fue presentado al templo.
Las decisiones de Jesús siempre tuvieron esa contradicción. En nuestra vida la elección por Jesús no podría ser diferente. Seguirle tendrá esas contradicciones. Ellas pueden estar en su casa, en su familia, en su trabajo, y aún en un grupo muy cerca.
En el proyecto está toda la vida de Jesús, su existencia en ese mundo hasta Su glorificación
Hay un libro muy conocido llamado: “La imitación de Cristo” de Tomás de Kempis del siglo XVI. Eso es un resumen de vida espiritual y su contenido son meditaciones de la vida del Cristo, libres de la ceguera del corazón, así comienza el libro.
Porque nuestro corazón puede vivir ciego, no desear sufrimiento, no desear el rechazo, no desear pasar por lo mismo que Nuestro Señor. A veces, deseamos saltar etapas cuando viene el sufrimiento: “¿Vamos ya a la resurrección?”; “¿Vamos ahora a la glorificación?”, porque sí, todo es doloroso, pero no hay como saltar etapas en la imitación del Cristo.
Necesitamos pasar por el camino que hizo Nuestro Señor, porque es seguro. Hasta que lleguemos a la resurrección, necesitamos pasar por todas las etapas. “El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”, eso es el proyecto de Diós.
¿Quiere vivir ese proyecto? Eso no es masoquismo, ni es vivir el sufrimiento de una forma imprudente. ¡No! Eso es la vida cristiana, es el deseo de hacer de nuestra vida la vida de Cristo. Si el sufrimiento llegar hasta usted, quédese tranquilo, porque el Señor segura a usted en Sus brazos, y junto a Él llegará hasta la ressurección.
Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!
