El mal parece na hierba oculta, pero toda hierba tiene que ser eliminada. El mal no puede vivir dentro de nosotros
“Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero solamente se le dará la señal del profeta Jonás” (Mt 12, 39).
Jesús llamó su generación de perversa y adúltera, porque se dejó llevar por las maldades y perversidades del corazón humano, que, perdido en medio al mal, se dejó guiar por él. Una generación adúltera es la generación que, de hecho, adultera, cambia y transgrede la verdad.
La generación en que vivimos no es diferente, ella es generación rodeada por maldades, las cuales vemos en las grandes titulares en los periódicos a cada día, como robos, asesinatos, crímenes hediondos. Hay, sin embargo, una maldad oculta en el rincón de cada corazón humano. Hay la maldad de querer el mal del otro, de desear el mal al otro y de felicitarse con el mal que sucede con el otro y de felicitarse con el mal que sucede con e otro. El mal parece una hierba oculta, pero toda hierba tiene que ser extirpada, eliminada, cortada, y el mal no puede vivir dentro de nosotros.
Nuestra generación es adúltera, porque deja Dios por cualquier cosa, para servir otros dioses; es una generación que se prostituye fácilmente con las seducciones, con los engaños, las ilusiones del mundo en que vivimos. El gran adulterio de la humanidad es cambiar Dios por los ídolos de este mundo. Pero, ¿cómo una generación mala es adultera puede encontrar las señales de Dios? Aquí esta otro error: una generación que, muchas veces, quiere milagros y señales del Cielo. “Ningún señal nos será dada, que no sea de Jonas”.
¿Cuál es la señal de Jonas? Jonas es la señal del Resucitado, porque él quedo tres días dentro de la ballena y después salió. Necesitamos hacer la experiencia de morir para el mundo y para todo aquello que nos hace pervertido, adúlteros. Necesitamos renacer para la gracia.
La señal de Jonas es la señal de la conversión, de vida y transformación. Si queremos ver una señal de Dios, miremos para las personas que se permiten ser cambiadas y transformadas por la gracia de Dios. La persona que hacia una cosa equivocada, ahora esta haciendo lo que es correcto; la persona que vivió una vida en el error, ahora encontró el camino correcto. La gran señal de Dios son las vidas transformadas, porque Jesús vino para transformar nuestra vida.
¡Dios te bendiga!