El discípulo de Jesús, tocado y transformado por la Palabra, anuncia al Reino de Dios, proclama la Buena Nueva del Reino de Dios
“Los discípulos partieron y recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y sanando en todos los lugares” (Lucas 9,6)
Los discípulos de Jesús es el discípulo de la Palabra, es aquel que escucha la Palabra de Dios, la rumia en su corazón y en su mente, se deja transformar por ella y la anuncia a los corazones.
Vivimos en un mundo enfermo, carente, depresivo y marcado por las maldades. La Palabra de Dios tiene el poder de arrancar el mal del mundo por la fuerza del bien, el bien que es propio de Dios. La Palabra de Dios tiene el poder de sanar los corazones, de renovar las vidas.
A veces estamos buscando la luz para resolver las situaciones de la vida. Es importante el auxilio que nos dan las ciencias humanas, es importante la psicología, la psiquiatría, la medicina, las otras ciencias auxiliares, todas tiene su función e importancia para el cuidado del ser humano y el progreso de la vida humana. Rezo por la medicina, por los médicos, por los profesionales de la salud, pero nada sustituye la fuerza de la Palabra de Dios.
Cada uno tiene su función, pero la función de sanación concreta y plena del ser humano solo la realiza la Palabra de Dios. Nunca desprecies el valor de las ciencias humanas, pero debemos colocar cada cosa en su lugar, engrandezcamos las ciencias divinas, el Evangelio de la Buena Nueva porque Dios no nos quiere sano solamente para esta vida, Él nos quiere sanos para la eternidad, Él nos quiere enteros para que estemos con Él.
El Evangelio debe ser predicado y anunciado, los corazones necesitan ser liberados, la opresión necesita salir del corazón humano y la Palabra de Dios tiene el poder de arrancar la opresión que oprime los corazones y todo el peso del mundo en que vivimos.
El discípulo de Jesús, tocado y transformado por la Palabra, anuncia al Reino de Dios, proclama la Buena Nueva del Reino de Dios. Proclama a tu modo, pero haz que la Palabra de Dios llegue a los corazones.
Me impresiona ver cómo las personas envían insistentemente noticias falsas, discusiones políticas, mensajes que no llevan a nada o bromas. Hay cosas que son pequeñas distracciones que hasta sirven para hacer que la vida sea más leve, pero me gustaría ver con fuerza aquellos que son transformados por el Evangelio, ver que lleven con la misma osadía y valentía el Evangelio a los corazones.
Yo recibo todos los días el mensaje de un hermano con un versículo bíblico, envía la cita bíblica que él meditó, es una semilla que marca la diferencia en mi vida. ¿Tú anuncias el Evangelio? ¿Proclamas el Evangelio? ¿Haces que otros conozcan el Evangelio? ¿Testimonias lo que Dios realizó en tu vida y en tu corazón?
El Evangelio no es solo para ser meditado, necesita siempre ser anunciado cada vez más, proclamado y llevado a los corazones.
¡Dios te bendiga!
