Permitamos que el Buen Pastor cure nuestras heridas y que Su vida esté en nosotros
“El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).
Continuemos escuchando la voz del Buen Pastor que orienta y guía, la vida de Sus ovejas. Hoy, el Buen Pastor nos advierte que hay un ladrón que roba las ovejas. ¿Y para que ese ladrón roba las ovejas? Él mata, roba y destruye las ovejas.
Es importante entender que el enemigo de nuestras almas es ladrón, él roba las almas que pertenece a Dios. Él quiere robarnos para no pertenecer más a Dios y después mata y destruye la vida que hay en nosotros. El ladrón quita la gracia de Dios que esta dentro de nosotros, pero él solo hace eso si la oveja se deja seducir, si ella se deja ser robada del regazo de Dios.
Cuando estamos en Jesús, el ladrón de este mundo no tiene el poder de robarnos, matar y tampoco destruir, porque el Buen Pastor cuida y no descuida de nosotros. A veces, los pastores están distraídos y se dejan engañar con otras ocupaciones y preocupaciones, pero, nuestro Pastor, no. Él vigila, cuida de nosotros a todo tiempo hasta cuando huimos de Él.
El Buen Pastor nos espera, Él corre hacia nosotros. Él quiere buscarnos, quiere quitarnos de las manos del maligno, de aquel que nos roba de Dios y presenta atractivos ilusorios, engañosos, que nos quitan, que nos roban.
No permitamos ser robados del regazo de Jesús, no permitamos ser llevados del redil de Jesús porque el ladrón no llega como ladrón, por el contrario, él llega con opciones para atraernos. Y cuando deseamos volver, el corazón esta arruinado, perdido, porque perdio la gracia, el gusto por las cosas del Cielo.
Permitamos que el Buen Pastor, que vino para darnos la vida en abundancia, en plenitud, cuida de nosotros, sana nuestras heridas y que tu vida esté entre nosotros.
¡Dios te bendiga!
