“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn 3, 14-15).
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Mis hermanos y hermanas, hoy, 14 de septiembre, la Iglesia celebra la exaltación de la Santa Cruz. Hypsoo significa “exaltar”, es la palabra que aparece en el Evangelio, que no es solo levantar, sino que es enaltecer, Hypsoo. Este término está en el Evangelio de hoy, como dije, “así como Moisés exaltó la serpiente en el desierto, así será exaltado el Hijo del Hombre”. Quise tomar este significado real de la traducción al español –levantado– para decir que no se trata solo de mostrar al Crucificado en la Cruz, ¡no se trata de eso! Sino de exaltar, por medio de Cristo, lo que aconteció en la Cruz, es el evento que ocurre en la Cruz.
La Carta a los Filipenses dice que Jesús fue obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz, es decir, Jesús estaba dispuesto a todo por amor a la humanidad, y esto conllevó una muerte cruel en la Cruz. El mismo texto del Evangelio no permite que hagamos una lectura fatalista o meramente sangrienta del sacrificio de Cristo. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Esta es la afirmación clásica del Evangelio de San Juan.
Por eso el amor es lo que debe ser evidenciado en la Cruz de Cristo; si no, vamos a transformar la Cruz, nuestro objeto que usamos de devoción, en un amuleto o en un objeto “mágico” que expulsa al demonio. Es justamente eso, porque la Cruz expulsa al demonio en el rito del exorcismo, es justamente porque Dios es amor, y el amor tiene un nombre, y Él dio su vida en la Cruz por mí y por ti. Por eso la Cruz expulsa todo mal, porque, en la Cruz de Cristo, está estampado el amor de Dios.
En la Cruz, el amor es exaltado
Vale la pena recordar aquella linda canción que decía así: “Nadie te ama como yo. Mira la Cruz, esta es mi gran prueba” [Eugênio Jorge]. Allí, en la Cruz, el amor es exaltado, el amor de Dios es exaltado, y nosotros podemos contemplarlo.
Contempla, hoy, el Crucifijo. ¿Tienes en tu casa, en la puerta de tu casa o en una habitación de tu casa, un Crucifijo? Concéntrate en él, contempla el amor grandioso de Dios por ti y, hoy, desiste del suicidio, desiste de la traición, del aborto, del robo, de la calumnia, de la venganza, del asesinato, desiste de todo aquello que te aleja del amor de Dios, porque Cristo murió en la Cruz para salvarte.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!