11 Apr 2023

Nunca desista de buscar el Señor

“Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».” (Jn 20,13-16).

La Liturgia de hoy, nos pone delante del testimonio de una mujer que amó mucho Jesucristo. Ella amó mucho a Jesús porque, primeramente, fue muy amada por Él. Y fue justamente este gran amor que hizo superar sus miedos e ir hasta la tumba de Jesús.

El amor la hizo tener fuerzas para permanecer delante de la cruz. El Evangelio testimonia que ella estaba delante de Jesús crucificado y fue el amor que la hizo salir de madrugada para ir nuevamente hasta la tumba de Jesús, en una tentativa de aliviar sus sufrimiento por la ausencia de Aquel que ella amó mucho.

María Magdalena es para nosotros ese ejemplo de alguien que no ha desistido de buscar el Señor

Quien verdaderamente ama siente falta, sufre con la ausencia, con la perdida y siempre va buscar alguna forma de disminuir esta alejamiento, de disminuir este dolor. María Magdalena, después de vivir la experiencia de ser amada, comprendido que el verdadero temor de Dios es el miedo de perder a Él: “Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”.

Mis queridos, sin Jesús nosotros no podemos quedar bien, sin Jesús no estamos bien. María Magdalena es para nosotros ese ejemplo de alguien que no desistió de buscar el Señor, no desistió de querer Su presencia. Aún que, en medio en las lagrimas de sufrimiento por todo que ella ha testimoniado en el VIernes de la Pasión, ella va en búsqueda de su amado. Y gracias a su incansable búsqueda, ella tuvo como recompensa su amor fiel, reconocer el señor que la llamó diciendo su nombre de una única forma.

Aquellos que no desaniman de buscar el Señor, aún que todo parezca perdido tendrán como recompensa contemplar la belleza del Resucitado, tendrán la gracia de ser consolados al escucharen su nombre pronunciado por esta voz inconfundible de Jesús.

Un día, Jesús también, así como llamó María y ella reconoció que era JEsús, un día Él también va decir tu nombre, si tu no desistir de buscar a Él en medio de las lagrimas, en medio del dolor. Busque a Jesús. Ele está vivo, Él recompensará tu amor fiel.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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