“Pero ¡ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello” (Lc 11, 42)
Las practicas religiosas es muy importante para una persona religiosa. Las practicas oracionales, pagar el diezmo ayudar nuestra comunidad, hacer penitencia, practicar el ayuno y muchos otros elementos importantes que hacen parte de la vida religiosa de un hombre que busca a Dios.
Pero ellas no son suficientes y, más aún, todas las practicas que nos son guiadas por el amor de Dios y por la justicia, son practicas inútiles y no llegan al corazón de Dios. Entonces, todo aquello que hacemos para Dios que sea por un profundo amor a Él, y no para aparecernos o ser mejor que los demás, no para senos bien vistos, no para ser las personas más religiosas. Es importante que los demás ni sepan lo que estamos haciendo, no podemos llamar atención para lo que realizamos para Dios.
Todas las practicas que no son guiadas por el amor y por la justicia son inútiles y no llegan al corazón de Dios
Esta es la verdadera religión, la religión que nos guía al amor a Dios, todo por amor a Él. Y si hacemos por amor a Él, sabemos sufrir hasta las incomprensiones, porque no hacemos para sernos comprendidos y aceptos, hacemos porque Dios nos ama y queremos corresponder a su amor amando sobre todas las cosas.
Del otro lado, el amor a Dios no puede jamas dejar de lado la justicia. Seamos justos, honestos y correctos. Practiquemos la justicia en los pequeños y grandes actos. Hagamos la justicia ocurrir; justicia con quien sufre y con quien es sufre con falta de la justicia.
No podemos cerrar nuestros ojos cuando vemos el otro sufrir,no podemos acomodarnos cuando vemos el otro sufrir muchos incómodos en la vida. Se justo es tener el corazón de Dios que tiene empatía y compasión, que sabe lo que el otro pasa y se pone en el lugar del otro.
Semos buenos religiosos, viviendo la verdadera religión, teniendo nuestras practicas religiosas, pero, por encima de todo, viviendo todas ellas con mucho amor a Dios y siendo justos en todo lo que realizamos.
¡Dios te bendiga!
