“Sé Santo, por que yo, el Senhor tu Dios, soy santo” (Lv 19,2)
Esta es la vocación de todos nosotros, la vocación por la santidad. No podemos querer apuntar a nada más que ser santos. No es lujo ser santo, es una obligación, una responsabilidad, es corresponder con la gracia del bautismo que recibimos. Nos es una santidad en que nos tornamos personas blandas ou falsamente piadoso. ¡No! Es la santidad de la vida, santidad de los frutos, santidad que nos lleva a mudar nuestra concepción de vida.
El primer requisito para la santidad es el amor, porque nadie se vuelve santo si no ama. Pero no es amar a los que nos gusta, sino al projimo, que tenemos cariño. Esto, todos viven, todos hacen no necesita ser cristiano ni seguidor de Jesús. El amor cristiano, el amor de los seguidores de Jesús es exigente, es un amor que produce santidad, es amar quien no nos ama, es amar quien no nos quiere bien, es amar a nuestros enemigos, aquellos que se colocan ou crean enemistades ou se separan de nosotros.
Rezar por quien nos persigue, rezar por quien habla mal de nosotros, por quien no quiere bien de nosotros. No respondamos a quien nos hace mal com el mal, nosotros damos una respuesta con nuestra oración verdadeira, sincera, concreta y real. Es desta forma que nosotros nos tornamos, verdaderamente hijos de nuestro padre del cielo.
Para ser santo necesitamos vivir la dimensión más profunda de la vida, la Santidad
El Segundo punto, nosotros no respondamos con venganza. Aquel que es seguidor de Jesús no cultiva venganza en su corazón, pero responde con bondad la misericordia de Dios. Su otra cara no es la cara de la venganza por la venganza, sua otra cara es la cara del amor y de la misericordia. Es así que nosotros respondamos aquellos que nos hace mal, se así no lo hacemos ¿cómo seremos realmente hijos de nuestro Padre que está en los cielos?
Nuestro Padre no hace Su bondad para los que son seleccionados, Él da el sol para los que lo aman e para los que no lo aman. Él hace llover sobre todos. Obviamente si tu procuras una proximidad con Dios, experimenta profundamente su misericordia. Dios nos es bueno para algunos y malo para otros. Dios es bueno con todos, pero no todos se acercan de Su bondad de la misma manera.
Nosotros no podemos ser buenos de manera selectiva, pues su bondad es para con todos. Ahora, existe aquellos que experimentan mucho nuestro amor, nuestra bondad, y nuestra amistad. Ser santo, es necesario vivir la dimensión más profunda de la vida: La Santidad. La manera de no contaminarse, volverse impuro es no cultivar en nosotros la venganza, el odio, el rencor, y el resentimiento, pero si el perdón y la misericordia, siempre caminando frente a nosotros todo lo que hacemos y logramos.
¡Dios te bendiga!