“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lucas 1,39-40).
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Hoy, la América Latina esta en fiesta, porque celebra su Patrona. Hoy es día de la Virgen de Guadalupe. El Evangelio encajarse correcto con el episodio que ocurrió en el año de 1531 en el México.
La Virgen María recibió la gracia y la responsabilidad de ser Madre del Señor, la Madre del Salvador. ¿Por cuenta de eso, por cuenta de ese privilegio, ella cruzó los brazos? ¡De ninguna forma! Ella ha partido para la región montañosa de la Judea, y el detalle importante del evangelio: rápidamente.
Quien ama tiene prisa, quien ama a Nuestro Señora tiene prisa en presentarlo para los otros. María ha partido rápidamente para llevar esta buena noticia a su prima Isabel. Y nos habla el relato del Evangelio que el niño estremeció, que Isabel quedo llena del Espíritu Santo al recibir la visita de María, porque ella no se llevaba, por supuesto ella llevaba el Cristo.
Mis hermanos, necesitamos también llevar el Cristo para los nuestros. Lleva el Cristo para los suyos, para sus parientes, para sus amigos rápidamente.
Es necesario evangelizar en este mundo carente de Dios y triste porque no tiene Dios; sin fe porque no tiene Dios; sin esperanza porque no tiene Dios, rápidamente. Necesitamos llevar la buena noticia, llevar Nuestro señor Jesucristo.
Nuestra Señor no nos aparta de Nuestro Señor Jesucristo, pero nos acerca aún más de Él
En el año de 1531, por medio de diciembre, el indio Juan Diego o Juan Diego, caminaba por el monte Tepeyac, estaba atrás de un sacerdote porque su tío estaba enfermo. Y allí apareció la Virgen, Nuestra Señora, diciendo para él: “Juan Diego, Juanito, Dieguito” (el cariño de Madre) — quien relata eso fue un indigena del siglo XVI —, diciendo que Juan Diego fue abordado por Nuestra Señora, y Ella dijo a él que allí debería ser construído un templo dedicado a Ella, para que Dios se manifieste allí.
Juan Diego, obediente, fue hablar con el obispo, pero el obispo no quiso recibirlo. Juan Diego, en su inocencia, dijo a Nuestra Señora: “Elige otro. Yo soy un “Nadie”; y Ella respondió: “¡No, Juan Diego! Es tu que yo quiero”. En el otro momento, Juan Diego incluso desvío para no pasar por aquel lugar, pero Nuestra Señora estuvo allí nuevamente con él y dijo: “Hable al obispo que aquí necesita ser construido un templo”. Él fue nuevamente, pero el obispo no quiso darle atención, no ha creido, y pidio una prueba. Era invierno y Ella presentó una prueba: “Recoja estas flores aquí”.
No era posible tener flores en aquel tiempo, ya era un milagro. Juan Diego cogió aquellas flores, puso en su manta y fue llevar las pruebas al obispo. Desarrollo aquella manta y cayeran las flores, las rosas, y en aquella manta estaba la imagen de la Virgen María, de Nuestra Señora, como nosotros conocemos, de guadalupe.
Y el obispo se doblo delante de aquel pedido de Nuestra Señora, no era un pedido de Juan Diego, era un pedido de Nuestra Señora. Y, en este tiempo, hasta hoy, muchos milagros, muchas gracias, Dios interviene, Nuestro Señor interviene por intercesión de la Virgen de Guadalupe.
Mis hermanos, Nuestra Señora no nos aparta de Dios, no nos aparta de Nuestro Señor Jesucristo, peri nos acercamos aún más de Él, a la gracia por excelencia, el perdón por excelencia, a la vida.
¡No tengamos miedo! Fue eso que ella también dijo a Juan Diego: “No tengas miedo. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?” No tengas miedo. Nuestra Señora es tu Madre, es nuestra Madre y Ella cuida de nosotros y nos da lo mejor, nos da Jesucristo.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!