08 May 2021

Mostremos al mundo el amor de Dios

“Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes” (Jn 15, 20).

Los discípulos de Jesús siguen los pasos de Su Maestro. Ahora, no quedes indiferente cuando no somos amados, cuando somos ignorados, cuando hablan mal de nosotros, cuando nos persiguen por causa de nombre de Jesús.

Así como hicieran con nuestro Maestro, nosotros, que somos sus discípulos, seguimos a Él en el amor y también en el dolor; nosotros, que somos Sus discípulos, seguimos a Él en la gloria y en la cruz en primer lugar. Nosotros, sus discípulos que seguimos en la vida, seguimos también a Él en la penuria y en la persecución por causa de la vida, por eso no, tengamos miedo del mundo.

El mundo odio Jesús, y e mundo odia las palabras de Jesús, ahora, el mundo nos odia, pero lo que no podemos es odiar las personas del mundo. Podemos odiar las maldades del mundo, y debemos tener horror a ellas, debemos tener repudio a todo lo que es mundano y que ofende la dignidad humana y los valores evangélicos, pero no compartimos del odio del mundo, no sembramos odio de las personas unas contras las otra, no ponemos odio en el corazón de las personas, porque no fuimos vacunado con odio. Fuimos vacunado con el amor de Dios, es ese amor que necesita estar inyectado en nuestras venas, en nuestro corazón y en todo aquello que realizamos.

Nosotros, que somos sus discípulos, seguimos a Él en el amor y también en el dolor

Es el amor de Dios que tiene que estar en nosotros, es el amor de Dios que llevamos al mundo. Y el mundo nos odiando, respondemos con otra moneda, nuestra moneda es el amor. El mundo nos persiguiendo, no perseguimos las personas de mundo, pero rezamos por ellas, ofrecemos a ellas la otra cara, ofrecemos la cara del Evangelio, del perdón y de la misericordia.

Es verdad que el mundo no se convence mucho, y muchas veces del Evangelio, porque los seguidores de Jesús hacen lo que el mundo hace: odian, persiguen, hablan mal, se comporta como el mundo se comporta, traen para dentro de la iglesia todas las actitudes mundanas y, a veces, es difícil distinguir lo que es de Dios y del mundo. Cuando vivimos los sentimientos mundanos dentro de nosotros, sembramos discordias, nos ponemos unos contra los otros.

Muchas veces, tu sufres persecución no del mundo, pero de las personas mundana que están dentro de iglesia. Por eso, el más importante es no tener los sentimientos del mundo, pero que los sentimientos de Cristo Jesús estén en nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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