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Hermanos y hermanas, ¿cómo están? ¿Todo bien? Hoy, el texto del Evangelio se encuentra en Lucas, capítulo 19, versículos del 11 al 28.
“En aquel tiempo, añadió Jesús una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro. Dijo, pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volver. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad con esto hasta que yo vuelva'” (Lucas 19,11-13).
¿Qué es prioridad?
Entonces, vamos a preguntarnos lo siguiente, a partir del Evangelio de hoy: ¿cuáles son nuestras prioridades? Servir con responsabilidad y hacer fructificar los dones que Dios nos ha concedido.
Vimos esto en el Evangelio de hoy: algunos actuaron con responsabilidad ante los talentos que recibieron, otros no. Entonces, ¿vamos a actuar con responsabilidad o no? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿O vamos a descuidar los dones que Dios nos dio, perdiendo el tiempo con cosas inútiles que no edifican ni a nosotros mismos, ni a los hermanos?
¿Cuáles son sus prioridades? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué priorizamos y qué descuidamos en nuestra vida? ¿Qué priorizamos y qué descuidamos ante tantos dones, tantos talentos que Dios puso en nuestra vida, para que ese talento fuera puesto al servicio? Entonces, escuchamos una parábola que refleja nuestra vida.
Muchas veces, podemos dar más, podemos ofrecernos más, hacer algo más por el reino de Dios.
¿Cuántas veces nos miramos a nosotros mismos y vemos que no estamos haciendo lo suficiente? Dios nos llena de gracia constantemente, Dios se acerca a nosotros a cada momento. Y nosotros, ¿nos hemos acercado a Dios? ¿Hemos dado, de hecho, prioridad a su presencia en nuestra vida?
¿Hemos dado prioridad a la vida de oración? ¿A la búsqueda de comunión, a la búsqueda de amistad con Dios? ¿O hemos buscado amistad con el mundo, con las cosas del mundo? Eso significaría descuidar la iniciativa y la presencia de la gracia de Dios en nuestra vida.
Si estamos priorizando cosas que nos alejan de Dios, el llamado de este día es para que regresemos a Él, para que regresemos al camino de la salvación, al camino correcto, al camino que Él nos indicó.
Que la gracia de Dios mueva nuestra vida, que su gracia mueva también nuestra existencia para hacer aquello que Él nos pide, para hacer aquello que es correcto.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!