23 Apr 2021

Sumergimos nuestra vida en la Eucaristía

“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6,56).

Entre muchas cosas velas y profundas que viene de Jesús Su testamento de vida esta aquí: es Él mismo que se da. Siempre esperamos recibir algo material de quien se vá. Jesús no nos da cosas materiales ni terrenas, pero Él nos da Su propio Cuerpo y Su propio Sangre.

Miremos para Jesús en a Cruz, Su cuerpo clavado dilacerado por las maldades humanas y Él se donando para nuestra salvación. Su sangre derramada en la Cruz es la sangre que nos da vida. Por eso cuando contemplo Su misterio en la Cruz contemplo el misterio de Dios amándome, donándose por mí.

Aquello que ocurre en e Calvario viene para mi vida, porque antes mismo del Calvario Él se dio en la Eucaristía, y Él se da en cada Eucaristía por nosotros. “Quien no comer mi carne no tendrá la vida”. Podemos incluso extrañar: “¿Cómo vamos comer la carne?” pero es comer mismo la carne de Él pues el cuerpo de Él es donado como alimento a nosotros.

Eucaristía es compromiso de vida, que e transporta y se trasforma para vivir la vida de Dios en nosotros

S están buscando la vida en cualquier alimento humano y materia, cualquier alimento nos sana de forma superficial; ahora, quien nos alimenta para a eternidad es el alimento que viene del Cielo. Ya no son más necesarios bueyes, carneros, corderos, cualquier otro sacrificio, porque el único que nos salva es el sacrificio del propio Dios inmolado en el Cuerpo y en el Sangre de Su Hijo.

Acerquémonos de la Eucaristía, acerquémonos del misterio de nuestra fe, convictos de que comiendo la carne y bebiendo la sangre de Jesús, tenemos en nosotros la vida de Jesús. “Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí e yo en é”.

Necesitamos permanecer en Jesús y dejar que Él permanezca en nosotros, establezca en nosotros y viva en nosotros, necesitamos tener la vida de Jesús en nosotros. No basta recibir la Eucaristía y pensar que, de una forma mágica la vida de Dios esta en nosotros. Eucaristía es compromiso de vida, que se transporta y se transforma para vivir la vida de Él en nosotros.

Dios se transportó, vino hasta nosotros y ahora vamos hasta Él, y permitimos que la vida de Él este en nosotros. Eucaristía es compromiso y transubstanciación.
El misterio de la Eucaristía es la transformación de la substancia del pan y del vino, en el Cuerpo y en la Sangre del Señor. Las apariencias permanecen, con nosotros no es diferente, las apariencias es del Roger, es las apariencias de María, de José.. pero nuestro interior, nuestra substancia más profunda se va transformando, en la Eucaristía y transformando en una nueva realidad, hasta que posamos exclamar como Pablo: “Ya no soy yo quien vivo; es Cristo que vive en mí, porque la vida de Cristo esta en mí por Su Cuerpo y Su Sangre” (cf. Gálatas 2,20).

Sumergimos nuestra vida en la Eucaristía, porque ella es el Cuerpo y la Sangre que da sentido a nuestra vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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