23 Nov 2020

Midamos la generosidad de nuestro corazón

“Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que a nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir” (Lc 21, 3-4).

La generosidad y la bondad de Dios no es medida por la forma cuantitativa que, muchas veces, usamos en nuestra relación con Dios. No valemos por aquello que damos materialmente, valemos por la intensidad de alma, de corazón y de donación.

Puede ser que alguien pueda dar siempre mucha cosa, oferte dinero, oferte los bienes que tiene, pero además allí no fue la generosidad de alma y de corazón. El ejemplo de la pobre viuda del Evangelio de hoy debe ser un modelos para nuestro corazón. Quien es generoso se da por entero, quien es generoso da todo lo que tiene porque da de corazón abierto, porque da en primer lugar para Dios.

Muchas veces, incluso en nuestras iglesias, queremos valorizar los ricos, los poderosos, aquellos que hacen grandes ofertas, y cada uno oferta lo que tiene y lo que puede dar, sin necesitar juzgar y condenar a nadie. Delante de Dios, cada uno debe examinar a sí mismo, no necesita ser examinado por nadie, cada uno debe mirar a sí mismo y medir cual es el tamaño de la generosidad de tu corazón. No te sientas jamás orgulloso y exaltado porque hace eso y aquello, porque lo que damos no es para ser visto y tampoco reconocido. Lo que damos lo hacemos en la generosidad, de forma oculta.

La generosidad y la bondad de Dios no es medida por la forma cuantitativa

Muchas veces, los grandes de aquella época hacían cuestión de hacer sus ofertas para ser vistos y reconocidos por aquello que donaban y hacían. La pobre viuda avergonzada no tenía nada para dar, cogía su pobre moneda y daba de corazón.

Hoy, más que nunca, como necesitamos valorizar, amar, respetar y venerar las personas muy sencilla, muy humildes que hacen el Reino de Dios ocurrir. Donando en nuestras parroquias, comunidades y capillas, muchas veces, ganando poco y quitando del poco que tiene para donar con mucho amor, para ayudar y hacer el Reino de Dios ocurrir.

¡Cada moneda, cada dinero que una persona dona para las obras de Dios, para las obras de misericordia, para los trabajos sociales, cuanta importancia, cuanto valor sagrado tiene para el corazón de Dios! Sea quien dona poco, no importa el valor, lo que vale es tu generosidad, lo que vale es tu donarse de corazón, lo que no vale es la persona simplemente dejar de lado.

A veces, miramos las ofertas de nuestras iglesias y hay personas que simplemente bajan la cabeza, cierran los ojos y no dan importancia ninguna. No necesita nadie estar viendo lo que esta donando, pero es importante mismo que tu este con las manos vacías por no tener nada, porque no esta teniendo lo que donar, pero es importante que puedas donar, que no dejes de lado, es importante que tu estes allí entero. “Aquí estoy, Señor, para dar en lo que soy”.

No seas solo una persona espectadora, sea un protagonista del Reino de Dios, haga el Reino de Dios ocurrir donándose de todo el corazón.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.