A paja que hay en el ojo de tu hermano, y no ves la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacar la paja que hay en tu ojo’, cuando no ves la viga que hay en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que hay en tu ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la paja que hay en el ojo de tu hermano” (Lucas 6, 39-45).
Quien tiene que cambiar soy yo
Hermanos y hermanas, hoy es domingo, día del Señor, un día muy especial para nosotros que somos católicos, día de expresar, de manera más profunda, nuestra comunión con Dios a partir de la participación en la Santa Misa, de acuerdo con su contexto. Si en su parroquia hay misas todos los domingos, entonces están invitados a participar en la Santa Misa.
En algunas realidades, lamentablemente, no es posible ir a misa todos los domingos, pero tal vez tengan alguna celebración de la Palabra, celebración de la Eucaristía por algún ministro extraordinario, y puedan participar. Esfuércense en expresar su comunión con Dios en este día, y que esa comunión defina su semana.
Comenzar la semana con la Santa Misa es comenzar la semana en la gracia de Dios, comenzar la semana con bendiciones.
Mirando al prójimo
Las palabras de Jesús que escuchamos en el Evangelio de hoy no son críticas a la caridad, sino un intento de abrir nuestros ojos, este domingo, para ver que, en vez de caminar en este mundo como jueces unos de otros, debemos entender que hay mucho camino hasta nosotros mismos también, o sea, hay muchas cosas que mejorar en nosotros.
Generalmente, el juicio es hacia fuera, o sea, yo miro al otro y quiero sacar la paja del ojo del hermano. ¿Pero y el camino hacia mí mismo? ¿Y la paja en mi ojo? ¿Y la viga que tengo aquí?
¡Cuántas veces yo necesito también muchas mejoras a lo largo de mi existencia! Pero creo que solo quien está a mi lado necesita ser mejorado. Y eso comienza, a veces, en la familia… Cuántas veces no conseguimos asumir nuestras responsabilidades y echamos la responsabilidad al otro, al cónyuge – la esposa echa la responsabilidad al esposo; el esposo echa la responsabilidad a la esposa y, juntos, a veces, echan la responsabilidad a los hijos; y los hijos echan las responsabilidades a los padres… Pero nadie dice que necesita cambiar. Nadie dice que necesita la acción del Espíritu, para que mueva su vida hacia el otro, hacia Dios y hacia un verdadero cambio.
El buen tesoro del corazón
Que, este domingo, abramos nuestro corazón para que caigan las escamas de nuestros ojos, las escamas que nos impiden vernos a nosotros mismos y que siempre nos apuntan a los otros con juicios constantes.
En vez de caminar en nuestro juicio hacia el otro, permitamos que el camino venga hasta nuestro interior y que el Señor, con la gracia del Espíritu Santo, nos revele, este domingo, lo que necesita ser mejorado en nosotros.
¿Qué necesita ser mejorado en mí? ¿Qué necesita ser mejorado en ti en este día? Que esa viga se rompa. Rompamos las vigas de nuestros ojos hoy, para que el Señor nos conduzca.
El hombre bueno, también dice el Evangelio de hoy, saca cosas buenas del buen tesoro de su corazón, pero el hombre malo saca cosas malas de su mal tesoro, pues su boca habla de lo que el corazón está lleno.
Que nuestro corazón esté lleno de la gracia de Dios en este día, para que podamos hablar de una vida de comunión con Él.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!