22 Oct 2020

Jesús vino lanzar el fuego del Espíritu sobre nosotros

“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente” (Lc 12, 49-50).

Nuestro Señor y Salvador Jesucristo vino lanzar el fuego del amor, el fuego del Espíritu sobre toda la tierra. Y el deseo de Jesús, la ansiedad de Jesús – aquí se habla de la buena ansiedad – es para que ese bautismo, que renueva y transforma el mundo, esté cada vez más ocurriendo e irradiando sobre todo el Universo.

Es necesario que tomemos ciencia de esta realidad: es fuego que Dios vino lanzar sobre la Tierra, es el fuego que quema, que enciende, que enciende, son llamas vivas, es el fuego de la gracia.

Cuando fuimos bautizados, el agua derramada sobre nuestra cabeza fue el agua del Espíritu, que lava, purifica y renueva.. El Espíritu, que fue derramado sobre nosotros, vino sobre la forma de fuego. Piensa en una llama encendida, una llama que esta siempre iluminando, incendiando e irradiando la gracia, es esta llama que la gracia de Dios encendió en nuestros corazones, es ese fuego que necesita estar siempre encendido dentro de nosotros, nos quemando, nos haciendo arder por dentro de amor, de pasión por todo aquello que es fuego es.

El fuego es símbolo del amor y de la pasión, es el amor por el Evangelio, pasión por Jesús y por el Reino de Dios. Dejamos que no el agua del Espíritu, pero el agua del mundo apague ese fuego en nosotros, fuera quitando esta llama encendida de dentro de nosotros, de todo fulgor y esplendor que el fuego del Señor siempre tuvo en nuestra vida. Va juntando decepciones, tristezas, frustraciones, inquietudes, miedos, pavores y eso va encubrir el fuego de la gracia de Dios en nosotros. Al contrario de estarnos encendidos, estamos apagados; al contrario de estar iluminados, estamos en la oscuridad.

Cuando fuimos bautizados, el agua derramada sobre nuestra cabeza fue el agua del Espíritu

Nosotros, muchas veces, al contrario de estar llevando la gracia, estamos comentando y levando hasta desgracia a la vida unos de los otros. ¿Qué fuego esta encendido en nosotros? ¿Dónde esta nuestro animo de hablar y proclamar Jesús?

Si tu coges los torcedores del equipo de futbol, el equipo, a veces, ni esta bien, hay torcedor del equipo de la tercera división que tiene locura por causa de su equipo incluso perdiendo. Los fan de los ídolos de este mundo hablan con entusiasmos de sus ídolos. ¿Dónde esta nuestro amor por Jesús? ¿Dónde esta nuestro amor por el Evangelio? ¿Dónde esta nuestra pasión por el Reino de Dios?

¿Por que estamos dejando que ese fuego se apague? ¿Por que no estamos incendiando primero nuestro corazón? ¿Por que no estamos irradiando ese fuego en la casa, en la familia, en el hogar, en los hermanos, en los amigos? Por que estamos dejando nuestra alma quedar deprimida y depresiva? ¿Por que estamos llevando cada vez más irritación y amargura en los ambientes donde estamos y no estamos llevando el fuego del Evangelio, nuestro amor por Jesús?

Jesús vino lanzar fuego sobre la tierra. ¡Que Él lance mucho fuego sobre nuestro corazón y nuestra vida! No es fuego de pajita, es fuego del Espíritu. Que Él esté incendiando nuestra alma nuestro corazón, para llevar Jesús con pasión a los corazones, a comenzar de nuestro propio corazón, de nuestra casa y de nuestra familia.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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