15 Nov 2022

Jesús quiere estar en la casa de tu corazón

“Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa” (Lucas 19,5).

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Mis hermanos, esta pasaje conocida, donde Zaqueó, cobrador de impuestos, jefe de cobrador de impuestos, un hombre rico, escuchó hablar de Dios y decidió subir en un árbol para ver a Él, porque él era de baja estatura, no conseguía ver a Él y por causa de la multitud que estaba alrededor de Jesús.

Mis hermanos, cuantas enseñanzas bellas tenemos aquí en esta pasaje de la Escritura. Este hombre, sin embargo fuera jefe de los cobradores de impuestos, sin embargo fuera muy rico, con su riqueza, no podría comprar la amistad de las personas, de sus hermanos judios.

Él era mal visto, era considerado un pecador publico, la riqueza no compraba su tranquilidad. ¡La riqueza no consigue comprar la tranquilidad, mi gente! Aquel hombre estaba molestado por cuenta de aquello que él había realizado. Pero que bueno, pues, en su interior, en su corazón, había un deseo de ver Jesús, había un deseo de estar con Él y de encontrarse con la verdad.

Mis hermanos, todos nostros, seres humanos, en el fondo, tenemos un deseo de Dios. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: somos capaces de Dios. El hombre es capaz de Dios, de llegar hasta Él, por supuesto, por misericordia.

Aquel hombre quería ver Jesús. Pero, aquí, es interesante, pues, antes de él ver JEsús, Jesús ya había visto a Él, Jesús lo había notado.

Que el Señor nos observe, que Él entre en la casa de nuestro corazón

Mi hermanos, mi hermanos, nadie pasa desapercibido por Neustro Señor, Zaqueó estaba allí en el árbol, fue humillante para él, con seguridad, pues era un hombre rico, pero que no podía compar ni mismo la estatura, no podía crecer más por cuenta del dinero que él tenía. Él se humilló subiendo en aquella árbol, y Jesús lo ha visto, llamo a él, quiso estar en casa de él.

Mis hermanos, Nuestro señor mira para nuestra estatura, pero no la estatura física, él mira para nuestra estatura espiritual, muchas veces, disminuida debido el pecado. Él quiere recostarnos.

Jesús ha visto zaqueó, Él te ha visto; Jesús quisó estar en la casa de Zaqueo, Él quiere estar en su casa, quiere estar en mi casa. Y Jesús, al entrar en la casa de Zaqueo, declaró: “Zaqueo, la salvación entró en esta casa”.

Que el Señor pueda entrar en la casa de nuestro corazón, en la casa de nuestra consciencia, porque, una vez que nosotros encontramos con Nuestro Señor y que Él nos encuentra, no somos más los mismos.

Zaqueo ha devuelto cuatro veces más aquellos a quien él había defraudado, dió la mitad de sus bienes a los pobres. Así ocurre con aquel que es tocado en el corazón, en la consciencia, es tocado también en el bolso, se convierte desapegado de los bienes materiales.

Quie se encuentra verdaderamente con Cristo es abierto, es generoso al hermanos y al prójimo. Que el Señor nos observe, que Él entre en el casa de nuestro corazón, y que, al entrar, nosotros también podamos ayudar aquellos que estan alrededor de nosotros.

El verdadero encuentro con Cristo nos hace ser despojado, nos hace amar más, perdonar más y entregarnos aún más al Reino de Él.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!


Padre Márcio Prado

Sacerdote da Comunidade Canção Nova.

Pai das Misericórdias

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