Jesús nos conocerá ante el Padre cuando reconocemos a Él en nuestra vida, en nuestros actos, en nuestras actitudes
“Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los Cielos. Y al que me niegue ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos” (Mt 10, 32-33).
Hay una escena que necesita estar grabada en nuestra mente, en nuestra fantasía y dentro de nuestro corazón. Cuando partimos de de esta vida, vamos para el tribunal de Dios; y ante ese tribunal, Jesús estará presentando al Padre, diciendo: “Ese es mi discípulo. Este hace parte de mi Reino. Ven, abre las puertas para él”.
Otra cena, que puede ocurrir, es Jesús decir ante el tribunal: “Padre, ese yo no conozco. Ese nunca se declaro para mí”. Podemos incluso decir: “Señor, yo estaba allí, yo estaba con el rosario en la mano. Yo iba en las misas. Yo comulgaba. Yo hacia parte del grupo de oración. Yo hacía parte del apostolado. Yo hablaba en Su nombre. Yo compartía las homilías diarias. Yo rezaba mil Ave-Marías”.
Jesús no conocerá delante del Padre cuando nosotros no reconocer en nuestra vida, en nuestros actos, en nuestras actitudes, en todo aquello que hacemos, cuando no tenemos vergüenza de ser discípulos de Él ni de declarar nuestro amor por Él. No estoy hablando de exageraciones, pero de testimonio de vida, de no tener miedo ni vergüenza de testimoniar que amamos Jesús, que nuestra vida ha sido transformada y cambiada por Él, por eso somos diferentes.
En nuestro trabajo, donde nos encontramos, donde estamos, muchas personas no creen de la misma forma que nosotros creemos. No necesitamos juzgar ni condenar nadie, necesitamos dar testimonio de vida. En nuestra familia, muchos no conocen o, se conocen, no siguen Jesús. Es el lugar del testimonio de vida y de coherencia. Muchas Personas dejan de seguirlo, porque los discípulos de Jesús no dan testimonio, no atestiguan con la propria vida el amor a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Algunos comportamientos son fundamentales, no nos dejemos corromper. En un mundo donde es muy común los errores y ventajas, la mejor forma de testimoniar Jesús es no dejarse contaminar por esa mentalidad. En un mundo donde las personas profanan todo, donde la maldad esta presente en las mínimas relaciones, no haga la misma cosa, sea diferente, porque va ser diferente la forma como Jesús nos va presentar al Padre en el día de Juicio. “Sí, mi Padre, ese yo conozco. Ese no me ha renegado, es mi discípulo”.
¡Dios te bendiga!