22 Dec 2021

Jesús es la verdadera alegría que llena tu corazón

“María dijo entonces: ‘Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador” (Lc 1, 46-47).

Exultemos con el corazón de María, exultemos con lo que Dios realizo en la vida de Ella, porque, por medio de Ella, realizo la salvación de toda la humanidad. María vibra, exulta, engrandece, alaba y bendice el Señor, nuestro Dios. Su espíritu, es decir, todo su ser es movido por una alegría única: la alegría de tener Jesús.

Cuando miramos para nuestra historia, muchas veces, vamos deternos en acontecimientos tristes, difíciles, vamos deternos en situaciones complicada y vamos decir: “Estoy sin suelo”, “Estoy sin luz”, “Estoy sin dirección”; es que, en realidad, paramos delante de nuestros problemas y de los acontecimientos humanos de nuestra vida y no nos detenemos en la gracia de Dios que viene a nuestro encuentro. La gran gracia que Dios nos da es su propio Hijo, Jesús Nuestro Señor, y eso para nosotros es motivo para exultar de alegría, aún que tengamos motivos para quedar tristes por eso o por aquello.

Hay una alegría que toma cuenta de nosotros sin igual, la alegría de los humildes, la alegría de las almas que son saciadas por la misericordia

Reza con nosotros: 
.:7º Día de la Novena de Navidad

Ninguna tristeza, ninguna decepción, ninguna ilusión puede ser mayor que la alegría de la visita de Dios a nuestro corazón y a nuestra vida. Necesitamos ser tomados por la verdadera alegría, no es aquella alegría donde soy movido por bebida, por eso y por aquello; es la alegría de la gracia, es la alegría del jubilo divino, es la alegría del alma que toca en la gracia de Dios y la gracia de Dios que toca el alma, el corazón y nuestra vida. Es la alegría de quien se hace humilde porque Dios eleva los humildes, pero el corazón y nuestra vida. Es la alegría de quien se hace humilde porque Dios eleva los humildes, pero Él derrumba del trono los soberbios. Si Dios no esta me elevando o elevando mi alma y mi corazón, puedo saber que existe un “trono” dentro de mi de mucho orgullo, de muchas soberbias y de muchas maldades.

Permitamos que ese tiempo de gracia realice una gracia sublime en nosotros y que derrumbe toda y cualquier ilusión que viene de la soberbia y del orgullo de nuestra alma. Cuando no hacemos eso en la vida, la muerte, cuando viene, realiza con fuerza, por eso, la muerte es sofrida para muchos. Ahora, cuando vamos muriendo a cada día, hay una alegría que toma cuenta de nosotros sin igual, la alegría de los humildes, la alegría del alma que son saciadas por la misericordia, por la bondad, por la ternura y por la presencia de Dios; la alegría de ser tomado por la gracia de Dios. Por eso, María esta exultante, Ella no esta se exaltando, por el contrario, esta se bajando, para que Dios aparezca y crezca; y Ella sea, como siempre, la humilde sierva del Señor.

Que la venida de Dios crezca en nosotros, que la gracia de Él aparezca en nosotros, para que nuestra alma regocijase de alegría en Dios, nuestro Salvador.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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