“Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc 6, 34).

Jesús ve una numerosa multitud, y eso quiere decir que aquellos que ya escucharon la Palabra de Vida son pocos, porque, si Jesús ve esta numerosa multitud como ovejas sin pastor, quiere decir que muchos corazones aún necesitan ser tocados por la gracia de Dios, existen muchas ovejas del otro lado del aprisco que necesitan ser tocadas por la gracia de Dios y necesitan escuchar la voz del pastor.

Tal vez tu estes en esta multitud. Tal vez, hoy, tu estes sediento, cansado, perdido y necesitado de encontrar el Cristo. Tal vez tu estas perdido en medio de esta multitud. Pero tengo que decirte que tu eres esta multitud que Jesús ama y que Él ve, y la compasión es el sentimiento que mueve el corazón de Cristo.

En la lengua griega, “compasión” son las viceras maternas. Ese sentimiento de compasión es muy fuerte, esta imagen, porque la imagen necesita hacernos entender que Cristo siente tu dolor, pero por dentro. No es solo una mirada externa que Jesús tiene para tu dolor, para tu limitación, para tu debilidad, pero la acción de Jesús parte de un dolor que Él comparte, que Él siente junto contigo. Cristo siente tu dolor, tu desespero, y Él mueve por compasión.

Tu también necesita de Sumo Pastor, del Buen Pastor, tu también tiene la necesidad de que Jesús guíe tu corazón

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El texto dice que esta multitud era como ovejas sin pastor. ¿Qué es la oveja sin el pastor? ¡Nada! ¡Pobre oveja sin el pastor! Sabemos que las ovejas tiene poco extinto, por eso ellas necesitan de referencia, ellas necesitan de alguien que guíen a ella, necesitan seguir alguien. Tu también necesita del Sumo Pastor, del Bueno Pastor, tu también tiene necesidad de que Jesús guíe tu corazón para el corazón del Padre. No somos autosuficientes.

Sin Jesús, el Buen Pastor, nosotros también nos perdemos. Primero, nosotros necesitamos de Él para experimentar la fuerza de Su amor, necesitamos probar de esta compasión de Jesús, probar de Su misericordia, probar de Su perdón, probar de Su reconciliación para sentirnos profundamente amados, porque, después, nuestros oídos seguirán la voz de ese Pastor, después dejaremos ser guiados por ese Pastor y vamos entender que no podemos dar ningún paso sin Jesús, no podemos hacer ninguna elección sin Jesús, el buen Pastor, porque sin Él no somos nada.

Hoy, en esta Liturgia que la Iglesia nos propone, que la Palabra del Señor, de hecho, toque nuestro corazón, la Palabra del señor transforme nuestro corazón y nos haga salir de la multitud para entrar en el rebaño del Señor, para hacer parte de Sus ovejas; ovejas que Él cuida, ovejas que Él proteje, que guarda, ovejas para las cuales esta dispuesto a dar la vida todos los días.

Sobre todo vosotros, la bendición del Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Amén!