“Porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo” (Jn 1,17)

Necesitamos de la gracia y de la verdad para vivir bien la vida. La gracia de Dios es la presencia amorosa de Él, es el amor, la conducción, la dirección y la luz divina en nuestra vida.

Yo sé que en las calles, hoy, están se llenando de muchas luces, y son las luces que, muchas veces, ofuscan incluso nuestra mirada, nuestra forma de ver la vida, y no nos deja ver la verdadera gracia.

La gran y sublime gracia de la vida se llama Jesús, que nos fue dado por Dios, por eso necesitamos volvernos, mas que nunca, para esa gracia sublime.

Hoy, es día de rendir gracias a Dios, y solo da gracia a Él que tiene Dios en su vida. Quien no tiene la gracia divina vive reclamando, murmurando, vive una vida solo en el sentido negativo, pesimista.

Deja que la gracia de Dios te levante que ella te deje de pie. Celebra la gracia divina en la persona de Jesús, porque Él nos dio la gracia y la verdad. ¡Como vivimos mentiras e ilusiones! ¡Como vivimos en un mundo de fantasías donde nos engañamos uno a los otros!

Sin la gracia y sin la verdad nadie encuentra paz, salvación ni liberación

Solo hay una verdad que nos liberta: Jesús. Una verdad que entra el fondo de nuestra alma y de nuestro ser para trae la paz que nuestra mente y nuestro corazón necesitan para promover la paz en casa, en la familia, en las redes sociales, la paz en la sociedad donde estamos.

Que va traer la paz para nuestra vida no es la ropa blanca que vamos utilizar o dejar de utilizar en la noche de hoy, pero es el corazón renovado por la gracia y por la verdad que Jesús nos trajo.

Necesitamos, hoy y siempre, llevar la vida en Jesús y dejar que Su gracia y Su verdad guían nuestra vida a cada día del año que termina y del año que comienza.

Sin la gracia y sin la verdad nadie encuentra paz, salvación ni liberación.

¡Dios te bendiga y Feliz Año Nuevo!