13 May 2019

Jesús es la única puerta que nos salva

“Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 9-10).

Queremos realmente estar en el regazo de Jesús, en los brazos de Él y ser cuidados por Él, porque la verdad es esta: Él no es solo el Pastor de las ovejas, pero es, también, la puerta por donde las ovejas deben pasar.

Mira que maravilla, la puerta de cualquier lugar que entramos es el medio de encontrarnos lo que estamos buscando o lo que también no buscamos, porque la puerta señala el lugar de la entrada. Cuando una puerta se cierra, se el dueño de ella no abre, no podemos entrar.

Jesús es la propria puerta, quien pasa por Él entra en la vida, en la salvación y no se va perder. Hay puertas que entramos que, muchas veces, no tiene vuelta o nos prende en caminos que nos llevan a perder el alma, el espíritu, la verdad y la vida. Alguien entró por la puerta de la corrupción, del crimen, del chismes, de las cosas más malditas.

Vamos ver que el mundo es lleno de puertas, tiene puerta para todos los lados. Tiene la puerta del sala de estar de nuestra casa, puerta de la sala del jefe, tiene la puerta de las persona que no nos pertenece. ¡Cuidado! Porque entrar por la puerta que se pierde es muy fácil, ellas son muchas y están abiertas, longas y dicen: “¡Vengan!”. Pero solo existe una puerta que nos salva, ella es Jesús. Las ovejas que entran por ella son salvas.

Jesús es la propria puerta, quien pasa por Él entra en la vida, en la salvación y no se perderá

El ladrón es una imagen alegórica que se refiere al maligno. Él es como un ladrón, aquel de la peor especie, que viene no solo para robar, pero para matar y destruir. El maligno no quiere solo robar nuestra alma, él quiere matar, destruirnos y aniquilarnos por enteros.

Jesús quiere darnos la vida en abundancia y plenitud, Él quiere darnos la vida en Dios. ¡No nos dejemos engañar! La puerta de Jesús puede parecer estrecha, porque nuestro corazón se alargo para la vida y para los placeres del mundo. Además, cuando los dejamos nuevamente por vía de la penitencia y de los medios espirituales, vamos guiando nuestro corazón para que el mundo no robe nuestra vida.

Muchas personas ya perdieron el gusto por las cosas de Dos, el sabor de Él; puede ser que ni renegaron a Dios, pero no tiene más el gusto y la vida en Dios. El ladrón va robando hasta aniquilar. No permitamos que la vida en Dios sea robada de nosotros. Entramos por Jesús, porque Él es la única puerta que nos salva.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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