“El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos. El que cree en el Hijo tiene Vida eterna” (Jn 3, 31-36).
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Acoger la persona de Jesucristo es algo decisivo para nuestra salvación. Porque, cuando nosotros acogemos a Jesús, no estamos acogiendo solo un enviado de Dios, un profeta, estamos acogiendo el propio Dios.
Jesucristo es el propio Dios, Él es la Palabra de Dios encarnada. Solo Él viene junto de Dios y, por eso, habla las palabras propias de Dios. Él es un enviado al mundo por el Padre para ser la perfecta imagen y revelación de Dios. De esta forma, cuando Jesús habla, Él no habla solo con una autoridad divina, pero Él habla siendo el propio Dios, la comunicación de Dios para nosotros. Y podemos comprender que creer en Jesucristo es creer en Dios, escuchar a Jesús es oír a Dios, observar las acciones de Jesús — las acciones de Jesús humano — , es observar las acciones de Dios en nuestro medio.
Acoger la persona de Jesucristo es algo decisivo para nuestra salvación
¿Quien más podría dar testimonio del Padre sino Aquel que salió de Dios Padre para decirnos de las cosas del Alto? Solo Jesucristo podría hablarnos de las cosas del Padre porque Él salio de Dios Padre.
Jesús ha venido para decirnos de las cosas del Alto, Él ha venido para hablarnos de las cosas propias de Dios, al paso que, si nosotros dudamos de las palabras, de los gestos de Jesús, estamos dudando del propio Dios. Recusar a Cristo repeliendo Sus enseñanzas y Su testimonio es recusar a Dios, es tratar Dios de mentiroso y, por lo tanto, recusar la salvación que Él ha venido traernos.
Solo en Jesucristo tenemos acceso al Padre. Y aquel que cree en el Hijo tiene la vida eterna, esta es la promesa de Dios para nosotros en el día de hoy. Conocer a Jesucristo es conocer el Padre. Todo fue entregue a Él, el Padre dio a Él el Espíritu sin medidas, y Cristo nos da la salvación.
Tengamos esta fe, creamos en el enviado de Dios, Aquel que es la Palabra de Dios encarnada: Jesuscristo.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!