12 Dec 2021

Inflamamos nuestro corazón de la justicia de Dios

“La gente le preguntaba: “¿Qué debemos hacer entonces?. “El les respondía: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. (Lucas 3,10-11).

En este tiempo de Adviento – ya estamos en la tercera semana, en el tercero domingo -, acercándonos cada vez más para celebrarnos la venida del Señor. Ni voy llamar de Navidad porque, muchas veces, cuando me refiero a Navidad, las personas tiene un sentido de Navidad ficticio, pero estoy refiriendome a la venida del Señor, estamos celebrando el Señor que viene.

La pregunta que hacemos es la misma que las multitudes que escuchan Juan hacian: “¿Lo qué nosostros debemos hacer?”, y ¿qué yo y tu, que queremos convertirnos, debemos hacer para realmente entrarnos en el camino de la conversión? Mira, nosotros tenemos que ser prácticos, nosotros tenemos que ser realmente concretos. Juan es muy concreto y practico, cuando preguntan, él luego ya dijo: “Mira, quien tiene dos túnicas, que puedas dar una a quien no tiene; quien tiene comida, haga la misma cosa”. De la forma, que conversión comienza con reparación, pero necesitamos reparar los males que están a nuestro lado. Y reparar los males quiere decir hacer justicia, nosotros tenemos que ser más justos, tenemos que mirar para nuestro armario que, muchas veces, esta “lleno” de ropas; las mujeres están guardando aquellos vestidos no sé para usar cuando, algunas dicen: “Es para cuando adelgazar”, y nunca consigue quedar delgada y los vestidos quedan guardados, y quedan llenos de polvo y no repartimos, no compartimos lo que tenemos.

Jesús nos bautiza en el fuego del Espíritu para encender e inflamar la verdad y la justicia de Dios en nuestro corazón

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Es un pecado dejar nuestros niños ser niños que van acumulando las cosas, eso para mi es un escándalo; un niño tiene unos 100 coches…. ¿Para que tener 100 coches? Dígame con todo respeto, cada uno tiene lo que tiene – la otra va tener 100 muñecas.. Enseñe tu niño, enseñe tu hijo a ser justo y no ser un acumulador, no ser un fruto de la sociedad consumista que nosotros estamos hoy. Enseñe a él: “Mi hijo, tu tienes 100 coches, tu puedes repartir con quien no tiene ninguno”, eso es espíritu natalino, no es quedar esperando el Papa Noel traer regalos del Cielo, porque Papa Noel no existe, es enseñar que Dios vino del Cielo para enseñarnos a compartir lo que nosotros tenemos y no quedar esperando recibir.

¡Cuidado! Porque el espíritu del mundo es perverso y engañador (..), y necesitamos de una justicia mayor en el mundo en que estamos, pues el mundo es injusto, es perverso; y las perversidades e injusticias comienzan dentro de nuestra propia casa. Nosotros acumulamos cosas que no usamos, no hacemos justicia, permitimos personas estar con hambre, sin ropa, sin zapatos; personas estar sin saludad y sin vida, y no hacemos nada para repararnos el mal de este mundo.

Los soldados preguntaran: “¿Y nosotros, que debemos hacer?”, y Juan fue claro: “No quiten dinero, de nadie, paren de ser corruptos, no hagan falsas acusaciones”, es decir, cada uno en el estado en que esta, necesita convertirse para hacer justicia. Es por eso que Juan esta diciendo: “He bautizado ustedes en el agua, pero es en el Espíritu Santo y en el fuego que ustedes van ser bautizados”. Es decir, Jesús nos bautiza en el fuego del Espíritu, primero para quemar estos sentimientos injustos y perversos que nosotros tenemos y, después, para encender e inflamar la verdad y la justicia de Dios en nuestro corazón. La pregunta es la misma: “¿Qué debo hacer para comenzar a convertirme?”.

¡Dios te bendiga!

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