San Francisco de Asís: Modelo de Humildad y Simplicidad
Hoy, celebramos a un santo que revolucionó la Iglesia con su simplicidad, humildad y su deseo de parecerse a Nuestro Señor Jesucristo: San Francisco de Asís.
El Evangelio de hoy nos enseña a vivir como Él. El Evangelio de Lucas 10,17-24 nos dice lo siguiente: “Sin embargo, no os alegréis de que los espíritus os obedecen, sino alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo” (Lucas 10,17-24).
La Verdadera Alegría en la Misericordia de San Francisco
Mi hermano, mi hermana, la vida de San Francisco de Asís necesita inspirarnos a una vida de santidad, de entrega, de pobreza de espíritu, de perdón, de amor al prójimo y de cuidado por los más necesitados – los marginados, aquellos que están en las drogas, aquellos que están en la prostitución, aquellos que están en varios pecados. Necesitamos tener misericordia como la tuvo San Francisco.
¡Mira qué hermosa la vida de este hombre!
La Alegría Genuina: Comunión con Dios y Pertenencia al Reino
En el corazón del Evangelio de hoy está la verdadera alegría; ella no viene de los resultados, sino de la comunión con Dios. Jesús reconoce los frutos de la misión, pero recuerda que la mayor gracia es pertenecer al Padre, ser amado por Él y vivir para el Reino.
Francisco de Asís: Viviendo el Amor del Padre y Buscando Su Voluntad
Francisco de Asís vivió esta realidad en su totalidad, se sintió amado por el Padre, por el Padre de los cielos, y vivió para el reino de Dios, es decir, se desprendió de este mundo para buscar la voluntad de Dios.
San Francisco es uno de los mayores ejemplos de alguien que vivió esa alegría profunda y discreta, es decir, la de tener su nombre escrito en el cielo.
La Predicación Sencilla y el Amor por la Creación
Francisco predicaba con simplicidad, amaba la naturaleza, llamaba al sol hermano y a la luna hermana. Hablaba con la naturaleza, pero en el sentido de la creación, pues Dios está en la creación.
Todo lo que Dios creó le pertenece, y nosotros necesitamos ver a Dios en las realidades creadas. Y Él nos da la mayor alegría de ser pequeños y amados por Él. Y San Francisco decía: “¿Qué es un hombre ante Dios?”, es decir, nada más, o sea, nada basta. Necesito saber que ante Dios soy un hijo amado.
Alegrarse con lo Esencial: La Gracia de Ser Hijos de Dios
Fue esto lo que San Francisco vivió y terminó diciendo algo muy importante de su vida: Alegrarse con lo esencial, no en los logros, sino en la gracia de ser hijos de Dios.
Vivir con simplicidad, desprendidos, libres y ser instrumento de paz y de humildad. San Francisco creó el himno de la paz, el himno de la humildad.
Intercesión por la Humildad y la Paz
Que él nos ayude a vivir la humildad y a promover la paz en todos los lugares a donde vayamos.
Que él interceda y ruegue por nosotros y nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
