“El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Y nadie, después de tomar el vino viejo, desea vino nuevo, porque les dijo: El viejo es mejor” (Lucas 5,38-39)
Lo que transforma al vino en nuevo, en la gracia nueva o lo que revitaliza aquello que parece que está viejo es la gracia del nuevo. Aquí “nuevo”, no se refiere a la novedad.
Estamos sedientos por novedad, lo que necesitamos, en la verdad, es el corazón con sentimientos nuevos, es la mentalidad renovada y la mentalidad transformada. Esta es la gracia del Evangelio, esta es la gracia de la Buena Nueva del Evangelio, porque donde el Evangelio adentra, Él hace nueva todas las cosas.
No importa la edad cronológica que tengamos, no importa si usted llegó hoy o ha cincuenta años. Que belleza vale la experiencia de la vida. Pero toda la experiencia tiene que ser renovada y transformada, toda experiencia tiene que ser tocada por la gracia.
De nada sirve ayunar para ayunar, orar para orar, si no te toca la gracia de la renovación y la transformación; si no se deja abrir para el espíritu que sopla y hace nuevas todas las cosas. Usted no va acoger la gracia de Dios que viene para renovar.
Aquello que los fariseos y los maestros de las Leyes estaban haciendo era de cuestionar a Jesús: “Vea los discípulos de Juan: ayunan y hacen oraciones, pero sus discípulos no.
“Ellos comen y beben”. No hay problema ninguno en comer y beber, no hay problema ninguno en vivir la vida como se necesita para ser vivido, con sus obligaciones, con sus compromisos y responsabilidades, y creer que lo esencial es porque hace largos ayunos, porque reza bastante tiempo.
“De nada sirve ayunar por ayunar, rezar por rezar, si no deja tocar por la gracia de la renovación”
Es necesario hacer una cosa y otra, pero tanto una cosa y otra es necesario permitir que esta acción renueve el corazón. Porque los medios por sí solos no salvan, lo que sálvanos es permitir que los medios espirituales lo que utilizamos en nuestra vida en el día a dia en nuestro ser.
Si rezamos mucho, pero no perdonamos, no tomamos el rencor, no abrimos para el perdón, para la misericórdia, si hacemos largos ayunos, pero quedamos con aquella mentalidad vieja,, seguimos amargados, tristes. Si no sabemos acoger lo hermano que llega, no sabemos amar al prójimo, lo que el ayuno está haciendo en mi vida? Lo que la oración está realizando en mi? Es necesario rezar y ayunar, pero es necesario permitir que eso se haga medicina divina, gracia divina, que eso, acima de todo, danos el Espíritu y la mentalidad de Jesús, danos la gracia de sermos nuevos a cada día, porque el vino viejo que esta en nosotros torna sabroso, lo mejor, pero es necesario poner en odre nuevo de la gracia y del espírito que hace nueva todas las cosas.
Dios te bendiga