Amigos de las riquezas injustas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Usad las riquezas injustas para haceros amigos, pues, cuando estas falten, ellos os recibirán en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; y el que en lo poco es injusto, también en lo mucho es injusto. Por tanto, si no sois fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará el verdadero bien? Y si no sois fieles en lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero.” Los fariseos, que eran amigos del dinero, oían todo esto y se reían de Jesús. (Lucas 16,9-15)
Amantes del dinero
Di énfasis a los “amigos del dinero”, porque el texto de hoy usa ese término fuerte para hablar de algunos fariseos philargyros (amigos, amantes del dinero).
Jesús, al hablar de la exigencia de que no es posible servir a Dios y al dinero, recibe la burla por parte de algunos que se burlan, que se ríen de él y no admiten su apego a las cosas de este mundo. Desvían la atención, no quieren mirar dentro de sí mismos.
Jesús usa una máxima que trasciende los siglos: “El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; y el que en lo poco es injusto, también en lo mucho es injusto.”
La moralidad y la fidelidad
Existe una moralidad que, si no es alimentada a través de pequeños actos correctos, se va corrompiendo poco a poco, corrompiendo el corazón humano hasta el punto de no percibir más los signos de la injusticia y de la falta de moralidad.
Por eso Jesús advirtió severamente a sus discípulos del peligro de apegarse al dinero. Una página trágica del discipulado fue la corrupción del corazón de Judas, que era una especie de ecónomo.
El peligro del apego al dinero
Un administrador que se dejó sofocar por su ego herido, sus pretensiones ambiciosas, su manía de grandeza, de omnipotencia; un fin trágico para una bellísima vocación de un hombre también llamado por Dios. Precisamente Judas, que convivió muy de cerca con Jesús. Por eso el peligro de apegar nuestro corazón al dinero. Algunas posturas son detestables, sobre todo para quienes quieren seguir a Jesús más de cerca.
Seamos fieles a aquello que nos es concedido, aunque sea poco e insignificante, para que Dios pueda concedernos otras cosas.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!



