“Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el cielo” (Mt 6, 1).

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Nada pasa sin la mirada de Dios; Él es un Dios que todo comprende, un Dios que todo ve y todo sabe.

Dios ve el más profundo de nuestro interior, y por eso Él sabe de todas nuestras intenciones. Él sabe cuando nuestras practicas de justicias, de amor, de caridad son autenticas o no.

Son Tomás de Aquino define la justicia como un acto o la virtud de dar al otro lo que es de derecho. Damos a nuestros hermanos lo que es de derecho cuando nosotros ejercitamos la caridad, cuando ejercitando el amor para con el prójimo y damos a Dios lo que es de derecho, cuando nosotros buscamos a Él en la oración, cuando nosotros adoramos a Él y alabamos.

Dios sabe cuando nuestras practicas de justicia, de amor, de caridad son autenticas o no

Y una de las señales de autenticidad en la practica de dar a los hombres y a Dios lo que es de derecho, esta en la dirección. Quien hace con autenticidad no esta preocupado con el reconocimiento de las personas. Por el contrario, quien practica la justicia verdaderamente huye de todo aquello que convierte esta practica un acto de vanidad y de ostentación.

La caridad cristiana, la justicia y el amor es valido por la discreción. Quien hace de forma genuina y verdadera, hace en la discreción, sin preocuparse con el reconocimiento. Por eso, mis hermanos, tengamos la seguridad de que nada pasa sin la mirada de Dios, y va ser Él quien va recompensarnos.

¡Por eso, hagamos el bien, hagamos la justicia para con el próximo; seamos justos, vamos dar lo que es de derecho de nuestro prójimo sin esperar recompensas, porque Dios ve y es Él quien va recompensarnos!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!