16 May 2022

Haga de tu corazón una morada segura

“El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él». Judas ?no el Iscariote? le dijo: «Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió” (Jn 14, 21-23).

Mira la posibilidad que el Señor nos da de amar a Él, de obedecernos a Sus mandamientos y convertirnos morada de Dios, lugar de la habitación de Él. ¿Qué es amar Cristo? ¿Qué significa amar Jesucristo?

Tenemos que nos desasociarse, muchas veces, de estos conceptos equivocados de amor. Todo lo que se ve por ahí, que habla que es amor, y donde tiene amor esta todo “ok”. Pero, ¿qué significa realmente amar alguien?

El amor no se amarra a los sentimientos, el amor no es solo raciocinio (pensamiento); el amor es practica, el amor es acto, el amor es una decisión, pero una decisión muy practica que se traduce e un comportamiento. No que el amor sea meramente practica exterior (hacer cosas), no que el amor no pueda tener las expresiones de amor.

¡Como es bonito cuando el amor se manifiesta por medio del afecto, de ternura y de los gestos concretos! ¡Eso es maravilloso! Pero el amor necesita ser una verdad, el amor necesita convertirse una ley, el amor necesita ser esta fuerza motora que nos pone en la vida dispuesto a superar todas las cosas. Entonces él se convierte la casa de Dios, nuestro corazón se convierte casa de Dios, porque quien ama de verdad se convierte un pedazo del Cielo. Esta persona, que realmente es morada de Dios, donde Dios habita, ella pasa a ser una pedazo del Cielo.

Un corazón que ama de verdad es morada de Dios, es morada para Dios y es morada para las otras personas

Mira que responsabilidad el Señor nos da. Él nos da la gracia de sentirnos profundamente amados por Él, y Él nos da también una gran responsabilidad de sernos en el mundo – y “mundo” que hablo aquí es en tu familia, es en tu graduación, en tu ambiente de trabajo, son las realidades que te envuelve, realidades muy cercanas, en tu comunidad, en tu parroquia. Somos llamados a ser una señal de amor de Cristo en estas realidades, somos llamados a ser un pedazo de Cielo en la vida de las personas. ¡Que responsabilidad!

Un corazón que ama de verdad es morada de Dios, es morada para Dios y es morada para las otras personas, porque las personas encuentran lugar en nuestro corazón. Como es malo cuando conservamos, en nuestro corazón, los juicio, los preconceptos; cuando, en nuestro corazón, no tiene espacio para acoger las personas, todas las personas en sus realidades más dolorosa, más difíciles, mas débiles. Por eso es un imperativo para amarnos como Cristo nos amo y, incondicionalmente, para que nuestro corazón sea realmente morada de Dios y morada también para nuestros hermanos. ¡Que el Señor nos conceda esta gracia!

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo Y Espirito.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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