“Les aseguro que en ese noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada” (Lc 17, 34-35)”
El Reino de Dios, que llegara de forma definitiva para llevar aquellos que a él pertenecen, cogerá todos nosotros de sorpresa. Existen buenas sorpresas y existen malas sorpresas, existen sorpresas agradables y desagradables, pero el Reino de Dios solo puede ser cosa agradable para nosotros, solo puede ser la mejor sorpresa de cada día. Él solo no puede sorprendernos cuando no estamos preparados o no estamos viviendo en él.
Así como Jesús dijo que ocurrió en los días de Noé, también va ocurrir. Noé preparo, pero nadie se importo. Como ocurrió en los días de Ló, comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían, nadie dio atención. Estamos viviendo una generación que, muchas veces, esta de la misma fora, esta todo el mundo comiendo, bebiendo, cuidando de su vida y no damos atención a Dios, la Palabra de Dios, nuestra propia vida, cuidar y ser vigilante.
El corazón de aquel que teme a Dios también ama a Él y estará siempre en Él
Aquí, el cuidado no es para tener miedo, y sí el cuidado de la advertencia. Tu vas buscar un medico y él dijo: “Necesitas cuidarte porque estas comiendo excesivamente y tus tasas no están buenas”. Entonces, necesito cuidarme y mucha gente que no cuido perdió la salud, murió de forma inesperada porque no dio atención para aquello que era el esencial: cuidar de la salud.
Cuidar del corazón, de la vida, de nuestra casa de nuestra familia y, especialmente, de nuestra salvación.. tenemos que cuidar a cada día. Por eso, en una misma casa la salvación no va ser colectiva, va estar el marido y la mujer durmiendo en la misma cama, el marido va estar con el corazón en Dios y la mujer no va estar, o por el contrario, muchas veces es la mujer que esta y el marido no esta. El bueno es que los dos estén con el corazón en Dios, pero si no esta, un va ser llevado y el otro va ser dejado, va ser llevado para estar con Dios y el otro va ser dejado. Dos mujeres estarán en el salón arreglando el pelo, ya que es una cosa más moderna; una mujer esta en Dios, pero la otra no esta. Entonces, no es porque están en el mismo lugar, porque dos personas están incluso en la iglesia, una va estar con el corazón en Dios y la otra no.
Muchas veces, estamos incluso en el mismo lugar religioso, es necesario hablar esta verdad, pero estar en el mismo lugar no significa que todos los corazones allí estén en Dios.
“Donde esta tu tesoro, allí esta tu corazón” (Mt 6, 21). Entonces, si tu tesoro es Dios, tu corazón estará en Él vigilante, despierto o durmiendo, trabajando o reflexionando, viajando o en cualquier lugar. El corazón de aquel que teme a Dios también ama a Él y estará siempre en Él.
¡Dios te bendiga!