16 Feb 2021

Vamos divulgar la levadura de la gracia entre nosotros

“Jesús les hacía esta recomendación: Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes” (Mc 8, 15).

La exhortación del Maestro Jesús para Sus discípulos de ayer y para nosotros, los discípulos de hoy, es para que, de hecho, tengamos atención con la levadura farisaico y también con la levadura de Herodes, el Tetrarca de aquella época.

La levadura es la levadura, lo que contagia la masa, es lo que viene para influenciar. Es importante prestar atención, porque la levadura de los fariseos tiene relleno, primero, por la hipocresía; en segundo lugar, por la maldad; y en tercero por la incredulidad. Entonces, tenemos que blindar de estos elementos para que ellos no estén presentes en nuestra vida.

La hipocresía es una tentación terrible para los tiempos de ayer y para los tiempos de hoy también: es aparentar ser lo que no somos, pelear por lo que, muchas veces, realizamos de forma equivocada, o vivir una cosa delante y hacer otras cosas por detrás. Toda y cualquier hipocresía debe ser desterrada de nuestra vida personal, porque la levadura de la hipocresía fácilmente pasa, circula, va delante de discursos. Usamos las redes sociales para muchos discursos farisaicos con rellenos de hipocresía, y no tomados por la humildad de Nuestro Señor Jesucristo.

La levadura de la gracia que debemos divulgar, y no la levadura de la hipocresía y de la maldad

El segundo elemento tan importante es la maldad. ¿Sabe aquella maldad que viene en la forma de hablar, en las intenciones? Muchas veces, las personas vienen cerca de nosotros con segundas intenciones, pero nosotros no podemos ser así. El Evangelio nos advierte lo como tener segundas intenciones o tener intenciones maldosas en la forma de hablar, en el actuar, en el comportarse delante de los demás también hace parte del elemento farisaico.

El tercero elemento, tan fundamental, es la incredulidad. En un momento, Jesús trae esta dinámica de los ocurridos, justamente porque los discípulos olvidaron de llevar los panes, estaban inquietos, preocupados; en realidad, olvidaron de lo que Jesús hizo. Olvidaron de Jesús cuido, olvidaron de la receta de Jesús, que enseño como multiplicar y dividir lo que nosotros tenemos, y nosotros olvidamos de la gracia de Dios que actúa en nuestra vida.

No es para olvidarnos de la gracia, de nuestras responsabilidades ni de nuestros compromisos con la vida, pero, al mismo tiempo, no es para vivir la ansiedad, las tensiones, las preocupaciones e inquietaciones que nos quitan del objetivo de la fe y nos llevan para el centro del desespero, del miedo, de las inquietaciones y de las perturbaciones.

Fe y confianza en Dios, es eso que tenemos que fomentar y tener en el corazón y en la vida de las personas. Humildad, sobriedad y sumisión al Señor Nuestro Dios. Es la levadura de la gracia que debemos divulgar, y no la levadura de la hipocresía y de la maldad.

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Pai das Misericórdias

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