13 Apr 2022

Elige el Hijo de Dios como su única riqueza

“Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?» Ellos prometieron darle treinta monedas de plata. Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo” (Mt 26, 14-16).

Y fue el fin del discipulado; fue el fin del camino de seguimiento a Jesús para Judas. Porque, a partir de entonces, él buscaba una oportunidad para entregar Jesús; y no una oportunidad para dejarse, en realidad, ser amado por Jesús.

Judas podría haber vuelto hacia atrás; él podría haber experimentado la conversión, el arrepentimiento, el dolor de haber hecho aquel gesto, pero él buscaba solo una oportunidad para entregar Jesús. “Él fue tener con los sumos sacerdotes”, nos habla la Palabra. Una iniciativa pecaminosa de Judas. Nosotros sabemos que, en este tiempo de Cuaresma – estamos concluyendo con esta Semana Santa todo tiempo que vivimos de preparación – , nosotros experimentamos, en nuestra carne, muchas tentaciones, pero Judas ni necesito que el diablo fuera hasta él, pues él mismo ya fue al encuentro de la tentación de entregar el Hijo de Dios; una iniciativa pecaminosa.

Judas “transformo” el Hijo de Dios en 30 monedas de plata. ¡No haga eso! ¡Elija Jesús para ser su mayor riqueza!

La peor actividad comercial, que existe en el mundo, son las personas, cuando Judas también puede vender el Hijo de Dios. Y, cuando nosotros también corremos ese riesgo, necesitamos examinar nuestros corazones: ¿será que nosotros también no estamos comercializando la vida de las personas, las relaciones, los afectos? estamos vendiendo o transformando alguien en una mercadería; en un objeto? Judas “transformo” el Hijo de Dios en 30 monedas de plata.

Nosotros cambiamos Jesús, muchas veces, por cosas que duran tan poco; que pasan; y no elegimos el Hijo de Dios como nuestra única riqueza. Y mira que eso viene de lejos, pues, desde Adan y Eva, nosotros somos fallidos. Desde Adan y eva, estamos cambiando Paraíso por infierno; abundancia por la penuria; harmonia por las confusiones; cambiando el Hijo de Dios por 30 monedas de plata. Y eso tiene que hablar a nuestro corazón; eso tiene que gritar a nuestro corazón, porque nosotros no podemos vivir así. Dios es la cosa más preciosa de nuestra vida. ¡Jesús es nuestro mayor tesoro! Y nosotros necesitamos honrarlo con la santidad de nuestra vida.

Entonces, no lleguemos a la condición de Judas; no permitamos que nuestro corazón llegue hasta la experiencia de Judas. Si nosotros dejamos una pequeña brecha, en nuestro corazón, para Misericordia y para Gracia de Dios entrar, nosotros podremos también, hoy, recibir el perdón de Dios; nosotros podremos vivir la reconciliación. Nosotros no necesitamos poner fin en nuestra vida, así como hizo Judas. Tu no necesita optar por el suicidio, no necesita desistir de tu vida o de las personas, porque, si tu abres tu corazón para la gracia de Dios, Él pude transformar todo, pues nuestro Dios es poderoso; la Misericordia de Dios puede cambiar todo; puede cambiar el destino de tu vida.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

Pedido de Oración

Enviar
  • Aplicativo Liturgia Diária

    Com o aplicativo Liturgia Diária – Canção Nova, você confere as leituras bíblicas diárias e uma reflexão do Evangelho em texto e áudio. E mais: você ainda pode agendar um horário para estudar a palavra por meio do aplicativo.