Advertencia sobre los Escándalos
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Es inevitable que sucedan escándalos, pero ¡ay de aquel que los produce! Mejor le fuera que se atara una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Prestad atención: si tu hermano peca, repréndelo. Si se convierte, perdónalo.” (Lucas 17,1-6)
Los escándalos
Mis hermanos y mis hermanas, el escándalo es el tema del Evangelio de hoy. Esa palabra “escándalo”, que significa una trampa, una piedra de tropiezo, es el desenlace de una decadencia o de una caída que, seguramente, comenzó mucho antes. A menos que alguien no sea portador de alguna psicopatología, nadie llega a cometer un acto de la noche a la mañana. A veces vamos gestando las cosas dentro de nosotros.
Existen pecados que pueden ser corregidos sin que lleguen a convertirse en algún delito o alguna falta más grave. Seguramente es que el texto de hoy, cuando habla de escandalizar a los pequeños, no está haciendo mención a la infamia de la pedofilia, esa tragedia social.
Los “pequeños” en la fe
El texto habla de los pequeños en la fe. Son aquellas personas que todavía no tienen madurez espiritual, madurez suficiente para soportar el mal ejemplo de los antiguos, los más viejos de la comunidad, los más antiguos en el camino. Jesús está hablando de estos pequeños aquí.
Jesús adopta una postura firme, utilizando, incluso, la referencia a una clara forma de ejecución existente en su tiempo por parte de los romanos.
Había una ejecución que se llamaba katapontismos, una pena de muerte por ahogamiento a personas que habían cometido una falta grave. Ataban una piedra al cuello de esa persona y la mataban por ahogamiento.
La corrección fraterna
Pero Jesús no enseñó la ejecución a los culpables.
El Maestro del perdón no quiere la muerte del pecador, sino que quiere que viva y se arrepienta. Por eso Jesús adopta una postura más preventiva que ejecutiva en relación con los errores. Él dice: “Si tu hermano peca, corrígelo inmediatamente, para que este revise su mala acción y se convierta.”
Si fuera necesaria una ayuda más allá de lo espiritual, ayuda a la persona a buscar un auxilio que no perjudique a otras personas.
Ayudándonos unos a otros
Si estás viendo a tu hermano cometer algo, corrígelo inmediatamente. La corrección fraterna es un bien espiritual para la comunidad cristiana.
Muchas veces, fingimos no ver nada, somos omisos, adoptamos lo políticamente correcto, vamos viviendo nuestra vida y dejando a nuestros hermanos, que muchas veces comienzan en un acto pequeño y terminan en una falta grave, produciendo escándalo dentro de la comunidad.
Vamos a convertir nuestro corazón y a ayudarnos unos a otros.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!



